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El dolor es la causa más frecuente por la que los pacientes acuden a una consulta médica. Abarca componentes físicos y psicológicos y puede afectar la calidad de vida.
La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor define al dolor como una experiencia sensitiva y emocional desagradable que se asocia a una lesión real o potencial de los tejidos. Su percepción se da en los receptores nerviosos que responden a estímulos nocivos (nociceptores). Muchas veces, esta misma percepción puede estar influida también por factores psicológicos.
El dolor puede ser agudo (no dura más de seis meses) o crónico (a partir del sexto mes). Algunos ejemplos de dolores agudos son las lesiones deportivas, heridas traumáticas, quemaduras, radiolesiones agudas, traumas óseos y osteoarticulares, post quirúrgicos, enfermedades inflamatorias agudas como colitis ulcerosa y enfermedades inflamatorias intestinales pélvicas.
Por otra parte, los dolores crónicos están relacionados a patologías como la Fibromialgia, la artritis, artrosis, hernias discales, ciatalgias, dolor postherpetico, neuralgia del trigémino, migrañas en racimos, síndrome de dolor regional complejo, neuropatía del diabético, síndrome dolor post ACV, neuropatía post radio o quimioterapia, radiolesiones crónicas y oncodolor. Este tipo de dolores es el más difícil de resolver por los médicos, ya que abarca componentes físicos y psicológicos, como ansiedad, movilidad reducida, alteraciones del sueño y del apetito y depresión.
Según la Asociación Argentina de Medicina Hiperbárica e Investigación (AAMHEI) los síntomas del dolor crónico afectan la calidad de vida de los pacientes y causan limitaciones laborales y sociales. Por eso requieren del uso recurrente de recursos médicos (consultas a distintos especialistas, ingesta de medicamentos y/o analgésicos, realización de tratamientos o abordajes terapéuticos, etcétera), lo que tiende a generar una carga socioeconómica importante.
En la actualidad, en Argentina no se conocen datos oficiales, pero en Europa la prevalencia de dolor crónico en la población se ha estimado en 20%. El dolor lumbar es la causa principal de dolor crónico moderado a severo. El dolor no solo tiene su origen en patologías oncológicas, sino también en aquellas con base inflamatoria, radiolesiones y síndromes neuro sensitivos, e incluso en heridas crónicas.
¿Cómo se clasifica el dolor según su intensidad?
El dolor se clasifica en nociceptivo y neuropático. El nociceptivo está causado por la presencia de un estímulo doloroso sobre los nociceptores. En el caso de heridas agudas, postoperatorios y lesiones, el componente principal es el dolor nociceptivo con agregado de la inflamación. Por otra parte, el dolor neuropático es iniciado por una lesión o disfunción primaria en el sistema nervioso.
Cinco de cada seis infecciones por herpes presentan dolor neuropático. Una proporción significativa de los pacientes que sufren dolor lumbar crónico, dolor oncológico o cualquier injuria de la médula espinal presentan un componente neuropático además del componente nociceptivo.
El dolor neuropático de origen en el Sistema Nervioso Central puede tener muchas causas, pero se presenta de manera frecuente como una secuela post accidentes cerebrovasculares o post traumas cerebrales y puede darse meses o años después del evento.
¿Cómo pueden tratarse los dolores?
Existen distintos tratamientos para el dolor. Uno de ellos es la terapia de oxígeno hiperbárico (TOHB), un método no invasivo que consiste en suministrar oxígeno a altas concentraciones en una cámara hiperbárica presurizada a un mínimo de 1.4 atmósferas ATM (superior a la presión atmosférica ambiental normal que es de 1 atmósfera). Así, la persona está respirando altas concentraciones de oxígeno. Este gas se transporta a la sangre y logra alcanzar incluso los tejidos dañados.
La Sociedad Americana de Medicina Hiperbárica aprobó 14 indicaciones con demostrada eficacia en estudios experimentales y clínicos, pero además la terapia de oxígeno hiperbárico es utilizada en más de 100 patologías en el resto del mundo.
La oxigenación hiperbárica está indicada para síndromes que transcurren con dolor, como la Fibromialgia, síndrome de dolor regional complejo, síndrome de dolor miofascial, migrañas y en el dolor asociado a la isquemia de los miembros inferiores por enfermedad vascular periférica. Sin embargo, debido a su mecanismo de acción y su actividad para disminuir el dolor neuropático, se puede utilizar para tratar todo dolor relacionado a inflamación.
En el dolor causado por el tratamiento oncológico (quimioterapia o radioterapia), la terapia en cámara hiperbárica demostró que puede disminuir la inflamación originada por la radiación y contribuir con la disminución del dolor neuropático relacionado a los fármacos. Por ende, su uso permite reducir las dosis de analgésicos y modular los efectos adversos propios de la patología y el tratamiento convencional.
En enfermedades reumáticas, tiene un efecto analgésico antinflamatorio que se observa mayormente en pacientes con enfermedades como Artritis y principalmente en Vasculitis primarias y secundarias.
Su incorporación en el esquema terapéutico de la cura de heridas crónicas no sólo permite promover la cicatrización, sino mejorar la calidad de vida y disminuir significativamente el dolor en cualquier herida crónica porque disminuye la inflamación.
En conclusión, el TOHB puede ser considerado en cualquier patología con dolor. Además de ser útil en el tratamiento de síndromes neuro sensitivos, se puede incorporar en el tratamiento de oncolodolor, dolor en enfermedades autoinmunes y reumatológicas con componente inflamatorio, heridas crónicas, lesiones medulares, dolores lumbares e incluso en el dolor en el síndrome post accidente cerebrovascular y trauma cerebral.
Más aún, en las intervenciones postquirúrgicas, además de promover la cicatrización y disminuir las infecciones postquirúrgicas, disminuye la inflamación y mejora la calidad de vida en el postoperatorio inmediato.
Asesoró: Leonardo Ramallo- Director de la Comisión de Clínica Médica de la Asociación Argentina de Medicina Hiperbárica e Investigación (AAMHEI). (MN 131079). Consulte siempre un médico.