sociedad
Nos ponen sobre la vereda como vacas que van al matadero”, Amnistía Internacional lanza ¡Envejece Con Fuerza!, un especial sobre vejez, protesta y derechos humanos en Argentina.
En Argentina, envejecer se ha convertido en sinónimo de incertidumbre. Jubilaciones que no alcanzan, una economía endeble y recortes en salud y programas sociales ponen en riesgo derechos básicos de millones de personas mayores. Desde enero de 2023, la jubilación mínima no logra cubrir la canasta básica y llegó a representar menos de la mitad de su valor en febrero de 2024.
Eso genera que más de la mitad de las personas mayores vivan en la pobreza. Además, según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), en 2024 las jubilaciones y pensiones perdieron un 33% de su valor real en apenas dos meses. El fin de las moratorias previsionales agrava aún más la situación, dejando a miles de personas sin acceso a una jubilación, en un país en el que más del 47% del mercado laboral se realiza sin aportes ni registro. Si bien en julio de 2025 el Congreso de la Nación aprobó una ley que preveía un aumento del 7,2% en las jubilaciones y pensiones, el Poder Ejecutivo la vetó y la Cámara de Diputados acompañó el veto presidencial.
Frente a este escenario, muchos no se resignan: se organizan, marchan y reclaman dignidad en las calles. Cada miércoles, la represión policial contra quienes protestan frente al Congreso expone la doble vulneración que sufren: pobreza estructural y violencia estatal.
Para visibilizar estas luchas, Amnistía Internacional lanza el especial ¡Envejece con fuerza!, en el marco de la campaña global que exige un mundo en el que los derechos humanos se respeten toda la vida.
El proyecto reúne crónicas, entrevistas y ensayos que retratan las contradicciones de la vejez en Argentina: haber trabajado y aportado durante décadas y, sin embargo, sobrevivir con ingresos por debajo de la linea de pobreza; ser reprimidos mientras se exige un derecho elemental; enfrentar un sistema que excluye incluso a quienes ya han enfrentado una vida de discriminación y malos tratos. Al mismo tiempo, aparece la comunidad como refugio frente al abandono y la urgencia de defender la libertad de elegir cómo vivir la última etapa de la vida.
Algunas de las historias
Reinaldo, “el ingeniero en el comedor”: Reinaldo, ingeniero jubilado de 78 años, pasó de diseñar planos electromecánicos a repartir bandejas en un comedor comunitario. Tras décadas de aportes, se define con crudeza: “un jubilado indigente”.
Ana, “activista de lunes a lunes”: con 72 años, forma parte de Jubilados Insurgentes y ha sufrido golpes en la represión policial. Para ella, envejecer con derechos es seguir luchando.
Beatriz, gas, palos y dignidad: A sus 81 años, Beatriz Blanco fue golpeada y gaseada frente al Congreso. La imagen recorrió todos los noticieros y redes sociales. Desde entonces, vuelve cada miércoles con más fuerza, convencida de que la vejez también es rebeldía.
Ale, primera persona no binaria en reclamar una jubilación: Su caso refleja la distancia entre el reconocimiento en el DNI y la realidad: a la hora de ejercer derechos, las personas no binarias siguen enfrentando obstáculos que las dejan en un limbo legal.
“Millones de jubilados en Argentina sobreviven con ingresos de pobreza desde hace al menos dos años. La respuesta del Estado ha sido la violencia contra quienes reclaman. Envejecer no puede ser castigo ni caridad: debe ser un derecho. Con este especial queremos visibilizar esas luchas que, aún en medio de la crisis, se mantienen vivas”, afirmó Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina.
Con ¡Envejece con fuerza !, Amnistía Internacional impulsa un cambio de paradigma: reconocer a las personas mayores como titulares plenos de derechos y no como sujetos pasivos de asistencia. La campaña busca erradicar la discriminación por edad, inspirar a todas las generaciones y exigir a los gobiernos políticas públicas que garanticen dignidad y bienestar en la adultez. Además, se enmarca en un momento clave: Naciones Unidas iniciará el proceso de redacción de una convención internacional para proteger los derechos de las personas mayores, un paso histórico hacia su reconocimiento global. Envejecer con dignidad empieza por decisiones de hoy.