opinión
En la sesión de psicoterapia Pepe comenta,” a los cuarenta años logre todos los objetivos
que me había propuesto, tengo mi casa; el auto que quería tener; un buen trabajo, pero no logro ser feliz, ya que no puedo disfrutar de todo lo que tengo, a pesar de haber logrado todas las metas”.
Lo que le sucede a Pepe es una situación muy frecuente, que ocurre en la actualidad a muchas personas, producto del patrón de “felicidad” que propone nuestra sociedad de consumo:
“cuando tengas el último Smartphone vas a ser feliz”; “cuando tengas el smart tv que salió hace unos días vas a ser feliz”; “cuando tengas… vas a ser feliz”.
Como vemos, la lista de bienes materiales nunca se termina, ya que cuando el sujeto está por alcanzar el objeto que le promete lograr el estado de felicidad, surge una nueva “zanahoria”, lo cual genera la postergación del estado de bienestar, que al no llegar nunca, aparece la frustración del sujeto.
¿Qué consecuencias generan estas conductas?
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Nuestra sociedad de consumo nos plantea que vamos a conseguir el estado de felicidad, siempre y cuando obtengamos los “últimos objetos materiales”, el problema está en que se trata de una falacia, algo que nunca se llega, porque “el cuento se va renovando”.
Lo más grave, son las consecuencias que sufren las personas…
- Estado de insatisfacción permanente;
- Estrés y ansiedad, por pretender alcanzar determinados objetos materiales y muchas veces no poder;
- Gastos y compras compulsivas;
- Problemas económicos y endeudamiento producto del consumo.
¿Y si alguien pudiera tener todo lo que la sociedad de consume propone?
Lamentablemente tampoco se podría alcanzar el estado de felicidad tan deseado por las personas, producto de que no se trata de las verdaderas necesidades de los sujetos, sino que son impuestas por la sociedad, es por esto que una vez que se alcanzan no se experimenta el estado de satisfacción y bienestar, sino de frustración.
Es importante que las personas puedan realizar el ejercicio de introspección, buceando adentro de sí mismos, para poder descubrir cuáles son sus verdaderas necesidades personales, qué cosas son las que le gustan y lo hacen sentir feliz.
Esto significa, tomarse el tiempo para pensar y sentir de manera individual, tomando distancia, de lo que la sociedad de consumo dice que hay que hacer para ser feliz, para poner el foco de la atención en uno mismo, rescatando la subjetividad y el propio deseo de cada individuo.
Por lo tanto, la felicidad y el estado de bienestar, pueden significar diferentes cosas para cada persona.
Es importante ejercitar la atención plena en cada cosa que realizamos, esto significa, no darle lugar a los pensamientos que nos distraen y focalizar la atención en lo que estamos haciendo.
Esto se logra ignorando los pensamientos que nos perturban, para estar en contacto con nuestros sentidos, que son los que nos van a generar las emociones de bienestar y disfrute.
Psicólogo Santiago Gómez
Director de Decidir Vivir Mejor y del Centro de Psicología Cognitiva
(Matrícula: 15.159)