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Cada 14 de febrero, las parejas que pueden contar con recursos económicos disfrutan de celebrar San Valentín en un restaurante, un paseo o emprendiendo un viaje. Sin embargo, la pandemia cambió la forma de relacionarse con los demás, incluso dentro de la propia pareja, a raíz de los protocolos sanitarios de distanciamiento y confinamiento. En este sentido, también cientos de individuos solteros vieron interrumpida la ocasión para encontrar pareja en los últimos dos años por la pandemia del coronavirus.
Por un lado, varios estudios registraron un aumento en la cantidad de separaciones y divorcios entre las parejas convivientes debido a las modificaciones que trajo la cuarentena en el ámbito del trabajo que afectó sin dudas las relaciones personales. De esta manera, las personas debieron adaptar el espacio laboral a su hogar y el tiempo con la otra persona se incrementó, además de las emociones que trajo aparejadas la pandemia. A su vez, el modo de relacionarse de aquellos solteros que buscaban pareja también se vio afectado por la virtualidad.
Es así que la licenciada Gabriela Martínez Castro (foto), psicóloga y directora del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA), explicó cómo los factores de estrés y ansiedad, que se potenciaron con el confinamiento y el temor a la enfermedad, modificaron varios aspectos de la vida de las personas que en muchos casos se vieron influenciados por la virtualidad. Entre ellos, la relación con sus parejas, los sentimientos y los modos de vincularse con otros por primera vez en sentido de la búsqueda de una pareja.
Al detallar un panorama general de la situación, Martínez Castro sostuvo que la ansiedad afectó la forma de relacionarse románticamente con otros y expresó “lamentablemente nos hemos acostumbrado a relacionarnos digitalmente, en forma escrita, con audios, y eso implica una falta de relación cara a cara, lo cual quita mucho de las habilidades sociales”.
De esta forma, agregó que, dicha situación también provoca que, cuando las personas se encuentran para conocerse en un sentido vinculado al romanticismo, “no saben bien cómo volver a relacionarse en forma cara a cara, o directamente no tienen esos atributos sociales”. En este sentido, afirmó que “la gente sale menos a relacionarse, o perdió esas habilidades que teníamos antes cara a cara”.
Por otro lado, Gabriela Martínez Castro se refirió a cómo el contexto pandémico afectó la relación entre parejas a partir del aumento del tiempo de convivencia, donde ambos se dividieron también su espacio de trabajo. Así, la licenciada subrayó que influyó “el hecho de estar compartiendo permanentemente 24 horas todo lo relacionado con el trabajo, las tareas domésticas y las responsabilidades”.
En esta misma línea, manifestó que cada uno de los individuos dentro de una pareja estaban acostumbrados a vivir una realidad diferente fuera de su casa, separados por obligaciones laborales, académicas, o de otro tipo. Sin embargo, se vieron aislados en un mismo espacio 24/7 donde se comparte el ámbito laboral, incluso el cuidado de los niños en caso de familias con hijos.
“Todo esto generó muchos roces, a tal punto que la gente de alguna forma se volvió a conocer, o directamente la cantidad de irritabilidad hizo que las parejas caducaran y se separaran”, aseguró Martínez Castro. En cuanto a la virtualidad que se impuso a partir de la cuarentena, la psicóloga determinó una similitud entre aquellas personas en pareja y los que están solteros: la tendencia a padecer ansiedad.
“Toda esta conexión virtual, que hace que estemos en muchos lados al mismo tiempo, genera mucha ansiedad” afirmó, y luego continuó “estamos manteniendo conversaciones con tres o cuatro personas al mismo tiempo”. Además, señaló que el vínculo de este tipo también lleva a suponer que “son de una determinada manera, y no lo son. Los mensajes virtuales llevan a equívocos, malas interpretaciones y fallas en la comunicación que no ocurren en una charla presencial donde se ven los gestos, se escuchan los tonos, etc”.
En este sentido, continuó “cuando se encuentran en forma real, la situación es otra completamente diferente porque la relación cara a cara no es la misma que digital”. Así, mencionó que existen lo que denominó “decepciones”, porque “uno piensa que está con una persona que idealiza a través de los chats, y cuando se encuentra cara a cara tiene muy poco que ver”.
Para explicar dicha situación, Gabriela Martínez Castro expresó que “los seres humanos tendemos a completar relaciones con nuestra mente con lo que queremos y deseamos, suponemos que el otro es así”. Sin embargo, “cuando lo conocemos en persona y no es así, nos decepciona”.
Es entonces que, según sostuvo Martínez Castro, la virtualidad “genera mucho estrés y ansiedad, porque es estar permanentemente con la atención dividida, con lo cual no es algo natural, sino que es algo que desarrollamos”. En este sentido, así como lo demostraron distintas investigaciones, dicho contexto también provoca “necesidad de no esperar, porque es todo automático” y también “imposibilidad, intolerancia a la espera, a la frustración” lo que lleva a un aumento en los niveles de estrés.
“Para quien tenía una predisposición a sufrir de ansiedad, la provoca y para quien no, genera más ansiedad sin necesidad de que haya trastorno en el medio”, explicó la licenciada. En esta misma línea, agregó que “la incertidumbre que generó el confinamiento hizo que se alteraran muchísimo las personas, que se pusieran más irritables, más nerviosas, más intolerables”.
Además, destacó que “la pandemia, con la distancia que se necesita para el cuidado de la salud, hizo que las personas se distanciaran en forma real, cara a cara, y esto afectó mucho los vínculos”. Este concepto incluiría tanto a las personas solteras como las parejas que convivieron en un mismo espacio durante el período de cuarentena decretado por el Gobierno nacional.
Aunque, tras explicar cada uno de los factores que afectó a las relaciones entre los individuos dentro de una misma casa o aquellos que buscaban vincularse románticamente con otros, aseguró que la forma de amar a las personas no cambió. Pero indicó que la situación de sufrir ansiedad aumenta mucho en las personas solteras, “porque tienen peor pronóstico, en cualquier cuadro, ya sea mental o físico, que una persona que está en pareja”. De esta forma, continuó explicando que la convivencia con el otro “lleva a disminuir los niveles de estrés, porque se siente acompañado y apoyado”.