espectáculos
Una obra de teatro de Laura Fernández con la dirección y puesta en escena de Diego Brienza estrena el sábado 18 de marzo en Andamio 90
Frontera entre Argentina y Bolivia. Es de noche. Siete mujeres en un micro de dudosa legalidad esperan que regrese una octava: los gendarmes acaban de bajarla por algún motivo. Las viajeras están ahí por variados impulsos: placer, aburrimiento, desesperación, plata.
La espera las vincula más o menos amigablemente, las hermana sólo por un momento. Les permite imaginar un destino común. Pero, claro, ni siquiera las circunstancias más hostiles igualan más que por un rato.
En el medio, las preguntas sobre la composición; sobre el cuerpo de quien representa y el cuerpo representado; sobre qué se legaliza –y siempre, por qué– en el juego de la representación y qué –y por qué– queda confinado a la marginación.
Esta obra fue distinguida con Mención Especial en el concurso Nacional de Obras Teatrales
"Potencia y Política" de la Dirección General de Cultura de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación.
Valor entradas $2300
Estudiantes y Jubilados: $1800 (se sacan en boletería solo en efectivo)
Duración: 70 minutos
Actrices: Mercedes Ferrería, Agatha Fresco, Eugenia Ghiselli, Claudia Mac Auliffe,
Majo Ñañez, Daniela Salerno, Analía Sánchez, Andrea Varchavsky,
Músicos en escena: Manuel Eguía, Gabriel Gonzalo García
Dramaturgia: Laura Fernández
Vestuario: Julieta Capece
Escenografía: Julieta Capece
Fotografía: Nahuel Lamoglia
Diseño de Iluminación: Leandra Rodríguez ADEA
Asistente de Iluminación: Laura Klein
Diseño gráfico: Janina Levín
Producción Ejecutiva: Adriana Yasky
Asistencia de dirección: Daniel Aizicovich
Puesta en escena y Dirección General: Diego Brienza
Dice Diego Brienza: “Hace un tiempo leí una nota realizada por la periodista Maria Ayuso, a la Defensora pública de la jurisdicción federal de Salta, Dra. Clarisa Galán, que me impactó mucho y llevó a interiorizarme sobre un tema que, si bien pensaba que lo conocía, ese conocimiento era muy superficial. A raíz de esa entrevista y posteriores lecturas, charlas y encuentros, tuve la necesidad de trabajar en un proyecto con foco en esa realidad que tanto me había movilizado: la vida, o parte de ella, de una gran cantidad de mujeres que llevan en su estómago o en sus cuerpos, cocaína u otras sustancias para traficar a las que se conoce como “Mulas” y, más específicamente, sobre las que lo hacen por la frontera norte de las provincias de Salta y Jujuy.
Así tomé la decisión de realizar una obra sobre ellas, pero no debía ser mi visión masculina la que estuviera a cargo de la escritura, sino la de una mujer sensible, talentosa y con la capacidad suficiente de poder plasmar aquello que urgía serlo. Claramente tenía que ser Laura Fernández con quien ya habíamos trabajado juntos*.
Le conté la idea, del dolor e impotencia que me provocaba lo que había investigado, le dije que necesitaba hablar sobre eso, pero no podía escribirlo, y mi voz, claro, sería la de un varón, la de un tipo que de antemano reconoce que sus limitaciones iban a ser, claramente, un impedimento para intentar hacer algo que esté a la altura de las circunstancias. Me dijo que sí, inmediatamente, y ahí arrancamos. Le dije que veía a muchas mujeres en la obra. A ella se le ocurrió un colectivo como espacio, tuve mis reparos con esa espacialidad tan propensa al ahogo, pero no se lo dije -, menos mal que no lo hice - el espacio no podría ser el mejor. Le dije que veía una mujer hablando en quechua. Lo puso en el texto. Me dijo que estaban en la ruta, en la frontera, ubicó el colectivo ahí. Le dije que por momentos me aparecía una lógica Thelma y Louise , lo hizo, no sé cómo, pero lo hizo (bah, sí, sé cómo, es Laura). Y un día, por arte de su magia, pasamos de algunas páginas a una obra a medio terminar que en ese momento ya me pareció una bomba.
Hubo que elegir actrices, comenzar en plena pandemia, ensayar por Zoom, y se fueron algunas y vinieron otras y empezamos a juntarnos presencial, con barbijos y no muy cerca, con menos barbijos y menos lejos, sin barbijos… Y acá estamos, con esta andanza llamada “Colectivo”, integrada por un elenco de tremendas actrices junto a un hermoso equipo de personas, a las que les estoy infinitamente agradecido.
Y a esas mujeres-adolescentes-niñas que arriesgan su vida y su libertad para, quizás, si todo sale bien, poder festejarle el cumpleaños a su hijo/hija o tener la comida para un mes o comprarles zapatillas a su hija y que, en toda su vida, solo han recibido las sobras de las sobras de este mundo tan injusto, les pido perdón, perdón por no tener la valentía y la capacidad de hacer algo más que una obra de teatro.”
* Antecedentes de trabajos conjuntos de Laura Fernandez y Diego Brienza: “Eso esférico sobre el coso nuevo”, sobre la muerte del fútbol y sus terribles consecuencias, donde ella escribió y él actuó. “Gallete surprise et son coulis de fruits rouge”, policial gastronómico chejoviano, ella escribió y él dirigió; “Cien pedacitos de mi arenero”, ella escribió y dirigió junto a Julieta de Simone y Brienza actuó. “El niño con los pies pintados", un trabajo con formato de conferencia científica que narraba los horrores sufridos por un niño, escrita por ambos y dirigida por Brienza.