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El Hospital Veterinario de la Facultad de Ciencias Veterinarias
de la UBA inauguró un nuevo consultorio Cat Friendly
Los gatos tienen una naturaleza única y ciertas necesidades específicas, que pueden hacer que
la visita a la clínica resulte estresante para ellos, sus propietarios y sus veterinarios.
Es por esto que el Hospital Escuela de la Facultad de Veterinaria de la UBA, que atiende a más
de 2.000 consultas de felinos por año, propone un espacio especialmente diseñado para que los
gatos puedan recibir el trato más adecuado durante la consulta y, a su vez, los estudiantes de
veterinaria puedan aprender las consideraciones asociadas al manejo de esta mascota.
En los últimos años se ha incrementado el número de propietarios que se acercan al Hospital
Escuela en busca de atención exclusiva y profesional para sus mascotas, en promedio se
reciben 217 consultas de felinos por mes. Es por ello que el Hospital Escuela de la Facultad de
Ciencias Veterinarias UBA decidió inaugurar un consultorio Cat Friendly. La misma cuenta con
una sala de espera y consultorio exclusivo para gatos dentro del mismo hospital, separada de
la de perros y otros animales. A su vez, provee un aislamiento auditivo para reducir el stress
por influencia de sonidos externos (de otros consultorios, propietarios de mascotas, sonido de
otros animales, etc).
“El gato es una especie doméstica muy sensible a los cambios. El hecho de salir de sus casas y
viajar hasta el lugar en el cual serán atendidos, en la mayoría de ellos, supone un fuerte nivel
de estrés. Esta situación se agrava en estados de enfermedad, llevando al animal a padecer
alteraciones fisiológicas y conductuales que ponen en riesgo su estado de salud, su integridad y
en algunos casos, la seguridad de veterinarios, docentes y alumnos encargados de atenderlos”
asegura la Dra. Amelia Gisbert, Veterinaria, Doctora de la Universidad de Buenos Aires y
Especialista en Medicina Felina y Docencia Universitaria. Y agrega “es por ello que pensamos
en este ambiente especialmente diseñado para los gatos”.
En la sala de espera los pacientes podrán encontrar repisas en altura para colocar la porta
transportadora una vez que el dueño de gato ingresa a la sala de espera, una mesa funcional
que contiene un reproductor de música relajante para gatos y un difusor de feromonas, luces
tenues y paredes con colores cálidos, creando un ambiente confortable para estos pacientes
felinos. Todas estas opciones que están disponibles apuntan a mejorar la confianza del animal
durante su visita
Los gatos tienen una naturaleza única y ciertas necesidades específicas, que pueden hacer que
la visita a la clínica resulte estresante para ellos, sus propietarios y sus veterinarios. Esto
podría originar un círculo vicioso en el que los gatos se estresan al acudir a la clínica, por
lo que sus propietarios tienden a evitar o retrasar la visita a la clínica. Esto trae como
resultado, que los veterinarios atienden con menor frecuencia a gatos que a perros, no
recibiendo la atención veterinaria que requieren para promover su salud y bienestar.
Entre las alteraciones más frecuentes observadas en los gatos que no reciben un trato
“amigable” se encuentran: Incremento de la presión arterial, de los niveles de glucemia y de la
frecuencia cardíaca y respiratoria. Estas alteraciones pueden llevar a diagnósticos erróneos o a
la mala interpretación de parámetros clínicos, así como a la descompensación de algunos
pacientes. Además suceden alteraciones conductuales como agresividad, hiperexcitabilidad,
hiperactividad, comportamientos compulsivos y comportamiento autodestructivo, etc.
Estos aspectos no solo puede poner en riesgo la vida del animal (ya que se trata de animales
que se encuentran cursando enfermedades, en su mayoría debilitantes), sino también pone en
riesgo la integridad física de los profesionales durante la atención del mismo.
Si bien el estrés no puede ser evitado completamente, existen prácticas y recursos capaces de
reducirlo y brindar al animal el mayor bienestar posible durante su permanencia en el
establecimiento.
Royal Canin se encuentra apoyando firmemente al Hospital Escuela de la Facultad de Ciencias
Veterinarias con el objetivo de promover las visitas de gatos al veterinario, ofreciéndole un
mejoramiento de las condiciones durante la consulta clínica de esta especie y contribuyendo a
la divulgación general acerca de los manejos mas simples para esta especie durante su
instancia con el veterinario, que pueden ponerse en práctica fácilmente por los profesionales
durante la consulta.
En línea con esta tendencia, ya existe una primera veterinaria en Argentina, ubicada en la
ciudad de Rosario, que ya cuenta con una certificación de práctica Cat Friendly otorgada por la
Asociación Americana de Veterinarios Especialistas en Felinos (AAFP). Esta es solo un inicio en
Argentina, ya que hay más de 1200 clínicas acreditadas por esta asociación en el manejo Cat
Friendly en toda América. El veterinario Javier Céspedes, quien está al mando de la primera
clínica veterinaria certificada por esta asociación como “Cat Friendly Practice Certified” en la
categoría plata, refiere que con este enfoque especial pudieron aumentar las consultas felinas,
a casi el 80% del total de consultas para esta especie en la clínica diaria.
Entre las medidas tendientes a reducir el estrés se encuentran:
Alojar a gatos y perros separados durante su permanencia en la sala de espera. Esto
permite evitar que olores, sonidos y cercanía incrementen el temor de los mismos.
Contar con superficies elevadas para depositar las cajas transportadoras. Si las cajas
transportadoras se colocan en el suelo, el gato se encuentra más expuesto al tránsito
dentro de la sala de espera y es capaz de visualizar los movimientos desde abajo.
Dentro del consultorio se debe garantizar que no existan espacios accesibles para el
gato e inaccesibles para el profesional. De esta forma, el paciente podrá deambular
por el mismo mientras el profesional recauda información con el propietario y observa
el comportamiento del animal.
Otros aspectos como el material de las camillas (preferentemente no metálicas y
factibles de esterilizar), la temperatura ambiental adecuada (que evite agravar estados
de convalecencia tanto en hipotermia como en hipertermia), el espacio adecuado para
evaluar al animal no sólo sobre la camilla sino también en el ambiente y en diferentes
alturas (dado que se trata de animales que instintivamente deben saltar y trepar) son
factores adicionales que contribuyen a reducir los niveles de estrés en el gato y
permiten una mejor recolección de signos clínicos.
Se encuentra ampliamente estudiado el efecto del estrés sobre el comportamiento del gato y
como dicho estrés es capaz de reducirse al mejorar las prácticas médicas y de enseñanza
basándose en los pilares del bienestar animal.
La tendencia mundial de manejo clínico y de infraestructura para la atención de gatos se
encuentra centrada en los aspectos anteriormente mencionados.
“La implementación de estas medidas no solo contribuirá a mejorar la atención hospitalaria y
la formación docente, sino que además constituirá un cambio innovador en nuestro Hospital
Escuela”, comenta la Dra. Amelia Gisbert.