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En el Día mundial de las y los docentes, Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, ha hecho un llamamiento a los gobiernos de todo el mundo para que intensifiquen su apoyo a los docentes, advirtiendo de las dificultades que tiene la profesión para retener a su personal y atraer a nuevos talentos. En todo el mundo se necesitan 69 millones de profesores para alcanzar la educación básica universal en 2030. El mayor déficit se da en el África subsahariana.
"La falta de formación, las condiciones de trabajo poco atractivas y la financiación inadecuada son factores que socavan la profesión de docente y agravan la crisis mundial del aprendizaje. La UNESCO siempre ha situado a los profesores en el centro de la lucha por el derecho a una educación inclusiva y de calidad. Es urgente dar un mejor reconocimiento a esta profesión de la que depende el futuro de nuestros hijos", ha declarado Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO.
Las previsiones de la UNESCO indican que se necesitan 24,4 millones de docentes más en la enseñanza primaria y unos 44,4 millones en la secundaria para lograr la educación básica universal de aquí a 2030. El África subsahariana, que cuenta con algunas de las aulas más superpobladas del mundo, es asimismo el continente con los profesores más sobrecargados de trabajo y los sistemas con menos personal, con un 90% de escuelas secundarias haciendo frente a una grave escasez de docentes.
Las nuevas cifras de la UNESCO, presentadas con motivo del Día mundial de las y los docentes de 2022, muestran que se necesitan 5,4 millones de docentes en la enseñanza primaria en el África subsahariana, y 11,1 millones de docentes en la enseñanza secundaria, si queremos alcanzar los objetivos fijados por la Agenda 2030. La región con el segundo mayor déficit es el sur de Asia: la UNESCO prevé que se necesitarán 1,7 millones de profesores adicionales en el nivel primario, y 5,3 millones en el nivel secundario.
Es preciso mejorar las condiciones de trabajo
En los países de renta baja, el primer obstáculo es la gran carga de trabajo. Según datos recientes de la UNESCO, cada profesor de primaria de estos países tiene una media de 52 alumnos por clase, mientras que la media mundial es de 26. La proporción es especialmente alta en el África subsahariana, con 56 alumnos por profesor, y en el sur de Asia, con 38. En Europa y América del Norte sólo hay una media de 15 alumnos por profesor.
Las dificultades de supervisión se ven agravadas por la falta de formación, que hace que los profesores no siempre tengan todas las herramientas a su alcance para lograr un desempeño adecuado en el aula. Los datos de la UNESCO muestran que aproximadamente el 26% de los profesores de primaria y el 39% de los de secundaria no tienen la titulación mínima requerida en los países de renta baja, frente al 14% y el 16%, respectivamente, a nivel mundial.
En las zonas más remotas, desfavorecidas y rurales, las condiciones empeoran y se ven agravadas por la multiplicidad de grados, el multilingüismo y las acuciantes necesidades de aprendizaje en el aula.
Las maestras se ven afectadas de forma desproporcionada debido a la falta de viviendas adecuadas, a los largos e inseguros trayectos hasta la escuela y a la falta de servicios de guardería, lo que dificulta la permanencia de las mujeres en puestos docentes remotos. La infrarrepresentación de las profesoras en determinadas áreas de conocimiento y en los puestos de dirección es otro de los retos permanentes.
Se deben ofrecer mejores salarios
La crisis de la profesión también se ve acentuada por los salarios no competitivos. Los datos de la UNESCO muestran que 6 de cada 10 países pagan a los profesores de primaria menos que a otros profesionales con cualificaciones similares. Este criterio es especialmente evidente en los países de renta alta. En 5 de los 6 países de este grupo, los profesores de primaria ganan menos que otros profesionales comparables. Solo 3 países de renta alta tienen una política salarial para el profesorado encomiable: Singapur, con un salario medio igual al 139% de las profesiones comparables, España (125%) y la República de Corea (124%).