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"Terminar el secundario es para mí una cuestión de crecimiento personal y me va a ayudar a conseguir un trabajo digno", decía Lourdes antes de empezar el Bachillerato para Adultos en la obra salesiana de Rosario. Había dejado la escuela por cuestiones personales, pero la retomó y hoy tiene su título. Con una satisfacción más: lo recibió siendo escolta de la Bandera Nacional.
Es una de las historias que cimienta el camino de Por los Jóvenes - Don Bosco, organización civil que trabaja por la inclusión educativa de jóvenes en contextos vulnerables. Hitos como el de Lourdes cobran relevancia en un momento en el que, para muchos jóvenes, terminar la escuela no está garantizado.
Así se desprende de un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)*, en el que presentaron un balance de la educación en América Latina y el Caribe. Uno de los datos principales que señala el estudio indica que en la región “existen altas tasas de abandono y bajos niveles de finalización de la educación secundaria: en promedio, el 35% de los jóvenes de entre 21 y 23 años no ha finalizado la secundaria”.
Es una realidad que organizaciones como Por los Jóvenes - Don Bosco, de extensión territorial en casi todo el país, comprueban de primera mano. Muchos jóvenes abandonan sus estudios por distintas causas, como la necesidad de trabajar o de cuidar a algún familiar.
Es una problemática que repercute en su vida inmediata, pero cuyos efectos se van reflejando principalmente con el tiempo. Es que la educación es, como reza la frase que se atribuye a Nelson Mandela, “la herramienta principal para cambiar el mundo”. También la vida de cada persona. Otorga una base sólida de conocimientos que permiten responder a demandas sociales y del mercado, desde hacer un trámite hasta conseguir un empleo. En última instancia, brinda autonomía a la persona y le permite construir un proyecto de vida.
Por eso el desafío para organizaciones como Por los Jóvenes - Don Bosco es lograr que se reinserten en el sistema educativo. En conjunto con las Casas Salesianas (sedes de Don Bosco) sostienen propuestas para que jóvenes y adultos alcancen la terminalidad escolar.
Entre esas propuestas está el mencionado Bachillerato para Adultos de Rosario, gracias al cual jóvenes como Lourdes y Julieta pudieron retomar sus estudios y terminar la secundaria. Esto las animó luego a continuar con estudios terciarios, algo que años atrás se les dibujaba como una utopía.
En otras provincias Don Bosco cuenta con propuestas similares, como una secundaria nocturna en la Casa San Juan Evangelista de La Boca, CABA, y un Centro de Educación Básica para Adultos (CEBA) en Santiago del Estero. En este último caso muchos de los jóvenes son de zonas rurales del interior santiagueño y viven en la Residencia del Oratorio Don Bosco mientras avanzan en sus estudios.
Retomando el dato del estudio respecto al alto porcentaje de jóvenes que no finaliza la secundaria, reducir ese valor es un trabajo a largo plazo, pero cada “Lourdes” o “Julieta” que consigue romper esa barrera es señal de que el camino vale la pena. En pos de eso trabaja Por los Jóvenes - Don Bosco, gracias a las personas y empresas que colaboran desde www.porlosjovenes.org.