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Referentes del Instituto Universitario Hospital Italiano de Buenos Aires explican el movimiento corporal como expresión de salud, bienestar y calidad de vida, y su impacto en la imagen corporal y la relación con el entorno.
Movernos trae numerosos beneficios para nuestra salud: mejora el funcionamiento de nuestros
órganos, el sistema cardiovascular y respiratorio, entre otros. Además, el movimiento está
estrechamente ligado a nuestra salud mental: ejercitarse regularmente y pasar más tiempo en
movimiento contribuye a reducir las posibilidades de sufrir ansiedad y depresión, además de
impactar positivamente en nuestro estado de ánimo y contribuir a un mejor descanso.
En el marco del lanzamiento de la nueva Lic. en Kinesiología y Fisiatría del Instituto Universitario
Hospital Italiano de Buenos Aires (IUHIBA), directivos de la carrera profundizan en la importancia
de realizar ejercicio físico y tratar los problemas motrices.
“En primer lugar, es fundamental entender el desarrollo del movimiento más allá de la acción
mecánica”, explica Alejandro Midley, director de la Lic. en Kinesiología y Fisiatría del IUHIBA.
“Debemos comprenderlo como expresión de salud y bienestar, de calidad de vida y trabajo, que
impacta en la imagen corporal, la autoconciencia, la relación consigo mismo y con el entorno”.
“El movimiento colabora en la construcción del esquema corporal en la medida que estimula a los
diferentes receptores que envían información central”, desarrolla Mercedes Pozzo, Secretaria
Académica de la nueva Lic. en Kinesiología y Fisiatría. Las interconexiones que se generan entre las
neuronas como producto del movimiento potencian y desarrollan las áreas sensoriales y motoras del
cerebro, favoreciendo tanto la salud física y mental como la autoconciencia, lo que permite al
organismo tener mayor y mejor acceso a más información sobre uno mismo. “La práctica de la
actividad física colabora en este sentido y mejora la calidad del movimiento, lo que permite afinar la
imagen del esquema de sí mismo”, profundiza la profesional.
Aparición de problemas motrices y cómo prevenirlos
Estadísticamente, la aparición de problemas motrices pueden relacionarse con tres importantes
factores: antecedentes familiares y carga genética, actividad física y deportiva, hábitos cotidianos y
laborales. En la niñez, la aparición de problemas motrices está relacionada con el primer factor,
mientras que en personas adolescentes y adultas prevalecen el segundo y tercer factor.
“La mejor prevención es marcar pautas desde la niñez en cuanto a posturas y hábitos cotidianos. Al
igual que involucrarse en las condiciones ambientales (entorno físico, social, emocional y cultural)
que influyen en la corrección o perpetuidad de los hábitos”, explica Alejandro Midley. “Dificultades
como la pobreza del medio educativo, la ausencia o insuficiencia de estimulación, el rechazo de los
padres son vividas, corporalmente, por el niño. El contexto más propicio para la evolución del
movimiento en la niñez es el de la acción, la experimentación, el juego, el intercambio social con
adultos y pares. Propiciar un contexto de relaciones positivas y afectuosas es crucial en la imagen
que el niño construye de sí mismo”, afirma Mercedes Pozzo.
El rol del kinesiólogo
El abanico de disciplinas de la kinesiología se ha ido ampliando y modificando en las últimas cinco
décadas, por lo tanto, la indicación de tratamiento kinésico puede ser muy variada. Para cada
disciplina hay un especialista, desde la rehabilitación motora en procesos relacionados con
traumatología y ortopedia, pasando por rehabilitación neurológica tanto en pediatría como en
adultos, rehabilitación pulmonar en el caso de los pacientes con patologías pulmonares crónicas o el
rol que cumple el kinesiólogo intensivista con los pacientes críticos en las unidades de cuidados
críticos.
El tratamiento con un profesional de la kinesiología está indicado en todo paciente que tenga
posibilidades de rehabilitar funciones. Por ello, los voceros del Instituto Universitario Hospital
Italiano de Buenos Aires recalcan que, si bien la disciplina es amplia, es necesario contar con dicho
objetivo de rehabilitación.
“La mirada de un kinesiólogo va más allá de la rehabilitación de la patología en sí misma, alcanza la
mirada comunitaria, a través de la prevención de nuevas patologías y la promoción en salud”, agrega
Mercedes Pozzo. “La comunicación efectiva forma parte de las competencias que un profesional de
la kinesiología debe lograr para poder transmitir la información al paciente, favoreciendo la
adherencia al proceso de rehabilitación”.
El no contar con profesionales capacitados en cualquiera de estas disciplinas, no solo es peligroso
por el retraso que puede provocar, sino por el daño al que puede estar expuesto el paciente tanto
física como psíquicamente.