política
Se trata de de Andrés Borthagaray quien se define como "Arquitecto. Investigo, enseño y trabajo sobre temas urbanos y Precandidato a jefe de gobierno porteño por UNEN". Más que noticias publica a continuación una síntesis de un reportaje realizado a Borthagaray por el grupo político del radicalismo RAIZ.
UN PLANETA DE CIUDADES
¿Qué es una ciudad?
Hay muchas definiciones de ciudad que han ido cambiando a lo largo de la historia. En algún momento, podíamos definir una ciudad por sus límites físicos porque tenían murallas y estaban claramente diferenciadas de lo que había alrededor. Hoy, al contrario, se habla de ciudades como una continuidad sin límites o de mega ciudades, como el espacio entre La Plata y Rosario o entre Boston y Washington. Sea cual sea la definición, está claro que lo que cotidianamente llamamos ciudades es la forma de asentamiento que ha primado: a nivel mundial más del 50% de la población es urbana, en América Latina alrededor del 80% y en Argentina alrededor del 90%.
¿Y cómo es una ciudad latinoamericana?
En varias ciudades latinoamericanas el peso de la ciudad informal es muy grande con respecto a de la ciudad formal, hay un porcentaje muy alto de asentamientos precarios y hay una gran dualidad entre la parte más rica y la parte más pobre, en promedio mayor que en nuestra Ciudad. Además podemos pensar en las notas que alguna vez señaló José Luis Romero para las ciudades posteriores de la conquista española: un molde establecido por el imperio colonial, cierto protocolo de fundación, de distribución de solares, una relación determinada con lo que se llama el hinterland de la ciudad, entre otras cuestiones. A partir de ahí, cada una evolucionó de modo bastante diferente.
¿Buenos Aires se ajusta a estas características?
No del todo. Porque Buenos Aires creció en base a reglas que definieron un patrón de integración, por ejemplo, al seguir la Ciudad la grilla. Esta grilla de la ciudad formal todavía es bastante importante Buenos Aires (inclusive en Buenos Aires metropolitana) en relación a otras ciudades latinoamericanas. Todo esto lo explica mucho mejor que yo Adrián Gorelik. En su momento fue un factor de integración como en otros planos la educación pública o la salud.
¿Cuáles son los desafíos de Buenos Aires en los próximos veinte años?
En los 200 kilómetros cuadrados de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires residen alrededor de 3.000.000 de personas, pero los desafíos incluyen a los de 15.000.000 de habitantes de toda la región metropolitana y a los visitantes eventuales de la ciudad. En este contexto, lo primero e imprescindible es crear mecanismos de gobernabilidad metropolitana con diálogo formal y coordinación sobre el AMBA. Es un desafío realmente grande porque tiene que resolver en los próximos veinte años lo que no resolvimos en los últimos cincuenta.
En los 200 kilómetros cuadrados de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires residen alrededor de 3.000.000 de personas, pero los desafíos incluyen a los de 15.000.000 de habitantes de toda la región metropolitana y a los visitantes eventuales de la ciudad. En este contexto, lo primero e imprescindible es crear mecanismos de gobernabilidad metropolitana con diálogo formal y coordinación sobre el AMBA. Es un desafío realmente grande porque tiene que resolver en los próximos veinte años lo que no resolvimos en los últimos cincuenta.
En segundo lugar, Buenos Aires tiene que decidir cómo se adapta a una economía en plena transformación en dirección hacia los servicios, al comercio y a la parte de investigación en la industria y la producción agropecuaria. En este sentido, si Buenos Aires quiere entrar con éxito en esta economía, la educación, nuestra histórica herramienta de promoción social, es la clave fundamental.
Otro desafío: la cuestión de la vivienda, cómo crece Buenos Aires y cómo incorpora a sus nuevos habitantes. Hay una segmentación muy grande entre los que pueden acceder a viviendas en el mercado en el tramo de ingreso superior y los que tienen algún tipo de ayuda social o quienes, directamente, están en un asentamientos informal. En este tema, la política pública se quedó muy atrás. Yo creo en soluciones que, incorporando mecanismos de mercado, llega a quienes tienen la necesidad, inclusive en sectores de clase media.
¿Y cómo evalúas la gestión del Gobierno de la Ciudad en relación a estos desafíos y a estas metas?
En materia de integración metropolitana, ha habido avances muy parciales. En materia interjurisdiccional se destacan los problemas que hay para coordinar el trabajo de la policía federal con el de la policía metropolitana. En transporte se creó una agencia de transporte metropolitano, que es absolutamente necesaria, pero que no avanzó prácticamente en ningún tema operativo, se quedó en las formalidades. Sobre estos temas el Gobierno de la Ciudad y el Gobierno Nacional tienen muchas dificultades para ponerse de acuerdo. Dificultades que no han tenido para ponerse de acuerdo acordar sobre la extensión del negocio del juego. Ahí llegaron rápido. Donde sí hubo un entendimiento importante – que, es necesario decirlo, llegó por orden judicial de la Corte Suprema-, es en el tema del saneamiento de las cuencas. La creación de ACUMAR, como forma de actuación conjunta de diferentes jurisdicciones, existe. Tiene una larga agenda pendiente, pero existe.
Valoro, por otra parte, la reivindicación del desarrollo de barrios que estaban más postergados, como Parque Patricios y La Boca. Pero tengo que decir la apuesta a la desgravación impositiva es un camino muy caro para levantar los barrios. Un estudio de Edward Glaser, El triunfo de la ciudad, mostró que solamente se genera un puesto de trabajo cada decenas de miles de dólares de desgravación impositiva. Además, en general, no se crean nuevos puestos de trabajo en la Ciudad, sino que se trasladan de un barrio a otro.
Frente a los grandes objetivos de mejorar la educación pública hay un discurso, pero sigue habiendo una agenda pendiente muy importante.
En salud, la Ciudad también tiene el mismo diagnóstico que el país en general: la relación entre inversión y resultados en muy mala. Somos de las ciudades que más invierte en salud, no somos de las que tenemos mejores índices, proporcionalmente.
Por último, el gobierno empezó a insinuar un cambio de paradigma en un rol mayor para los peatones y los ciclistas que creo que es muy valioso. Yo creo que, por ejemplo, el trasporte público es inclusivo: los que entran por autopista son varones manejando solos en un porcentaje mayoritario. No manejan los niños, manejan pocas personas mayores y manejan muchos más varones que mujeres. Todo esto, sobre el hecho evidente de que no todas la personas pueden acceder a comprar un auto. Pero este cambio que es muy importante, aun como mera insinuación, aun como el principio de una tendencia, se contradice con las decisiones del gobierno para reasignar recursos públicos a la empresa de autopistas y crear estacionamientos abajo de las plazas (y algo similar ocurre a nivel nacional).
¿Y la inseguridad? ¿Te parece que la inseguridad es un problema real?
Sí, claro que es real. La prevención del delito y su tratamiento penal son debates centrales. Por un lado, cuánta policía, en qué lugares, con qué equipamiento, cómo hacer un mapa del delito. Por otro lado, todo el debate sobre la pena, y incluyamos ahí la cuestión, más que “la cuestión”, el problema penitenciario. Tecnología claro, mapa del delito también. Ahora bien, sobre la cuestión penal no creo que aumentar las penas en forma aislada genere resultados medibles sobre la tasa de criminalidad. Tampoco creo en la impunidad como solución. La experiencia de la probation y otro tipo de supervisión con un claro objetivo de reinserción merece ser profundizada. Y, en el mismo, sentido tampoco creo que sean una gran solución nuestras cárceles, convertidas muchas veces en universidades del delito y el crimen. Ahora bien, más allá de cada una de estas discusiones puntuales una visión general de la seguridad con dos pilares: por un lado, que no hay seguridad con manejos endogámicos de los cuerpos policiales; por el otro, que nuestra política de seguridad no puede generar más violencia de la que intenta evitarnos. Y esto último se define en el accionar de la policía, en las tareas de prevención no policiales -como iluminar las calles y hacerlas más accesibles- en la caracterización del crimen, en las cárceles, en el debate sobre las penas. Y, por supuesto, en una sociedad más inclusiva y equitativa, en tratamiento y prevención de adicciones y en una política frente a la economía y el poder paralelo que generan.
¿Cómo debe hacer UNEN para llegar unido a la elecciones?
En Santa Fe se pudo consolidar. Aquí será necesario un frente para la Ciudad con identidad propia. Es vital encontrar lo que lo define en la Ciudad y no depender sólo de lo nacional.
¿Y qué es UNEN, entonces?
Además UNEN está conformado algunos dirigentes que han sido muy importantes en todos estos años ocupando el vacío que dejó el radicalismo con su crisis. Creo que hay algo de la tradición del radicalismo y del socialismo que es interesante, pero hay cosas que terminaron mal en la Ciudad específicamente. Por ejemplo el ex Consejo Deliberante se volvió una corporación inter bloques votando todo tipo de excepciones al código a cambio de algún tipo de ventaja. No queremos ser parte de esto y para que exista una alternativa atractiva hay que terminar de procesar una propuesta del futuro. Aquí hay algunos pilares que pueden definir una identidad política diferente en la Ciudad.
Hay una tesis que sostiene que UNEN debería ir a una PASO conjunta con el PRO en la Ciudad, ¿qué opinas de esto?
No me parece una buena idea.
¿Qué Argentina ves después de doce años de Kirchnerismo?
Una Argentina que valora profundamente la democracia, aun con tensiones que son muy difíciles de explicar. Por ejemplo, la persistencia de focos de problemas graves de alimentación en un país que es un gran exportador mundial.
Una Argentina muy dinámica en distintos planos, globalmente ha podido disponer de más recursos, en el marco de una coyuntura internacional favorable. Pero está muy lejos de superar grandes tensiones sociales, económicas e institucionales. Hay algunos sectores, como la ciencia, han podido incorporar mejoras importantes y hay infraestructuras como las redes sanitarias, que se han expendido. Pero otros sectores, como la energía, han quedado muy atrás. La economía, sujeta a altos índices de inflación (el impuesto más regresivo) termina afectando los poderes de compra de los hogares a pesar de esfuerzos muy grandes en subsidios e intentos de control de precios.
Hubo años de crecimiento significativo, pero en este momento hay una serie de desequilibrios que afectan la vida cotidiana. Hubo también una serie de alianzas sociales y económicas durante los primeros años que hoy se han transformado en antagonismos particularmente conflictivos.
Creo que lo más importante es cómo se plantean metas para el futuro sobre la base del respeto a las instituciones, aceptación de la división de poderes y controles establecidos en la constitución.
¿Cómo evaluás la situación del radicalismo después de todos estos años?
El radicalismo sigue siendo una fuerza que tiene una presencia nacional y con presencia competitiva en los distritos. Nada despreciable. Pero tiene dificultades para renovar los liderazgos, para ampliar la base de sustentación y a veces con alianzas que son difíciles de predecir. El radicalismo tiene el potencial, tiene la historia y hace falta un partido nacional importante como alternativa en el país. Pero hay que estar a la altura.
¿Qué le hace falta?
Para responder a tu pregunta de manera positiva: hay experiencias donde se producen renovaciones. Un ejemplo es el fenómeno que ocurrió en la Universidad del Litoral, en la provincia y en la ciudad de Santa Fe. A partir de ahí el radicalismo de Santa Fe que pudo tener una renovación, y con esa renovación generacional renovó ideas, recuperó vigencia y se muestra como unas alternativa para la sociedad de Santa Fe, en el marco de un frente sólido y amplio. Esa renovación es lo que necesita el radicalismo para recuperar vigencia.
El reportaje se puede leer completo en andres-borthagaray