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“Comenzamos a habitar hoy un nuevo sitio de memoria, levantado a partir de la huella de los escombros, como una metáfora perfecta de un intento de destrucción que no pudo vencernos. Nuestra misma presencia hoy aquí, es una prueba que no nos vencieron.”
Las palabras del presidente de AMIA, Amos Linetzky, resumieron la emoción que acompañó el acto de apertura de la Plaza Memoria AMIA, un proyecto desarrollado en conjunto entre la institución, el gobierno porteño y la Universidad de Buenos Aires (UBA), para rendir homenaje a las 85 personas asesinadas del atentado terrorista perpetrado el 18 de julio de 1994.
Con acceso directo por la Ciudad Universitaria de la UBA, ubicado entre el Parque de la Memoria y la Reserva Natural Costanera Norte, el nuevo espacio de recordación se levantó a partir de un relleno costero sobre el que se depositaron los escombros del edificio de Pasteur 633, que fue destruido por el coche-bomba que se incrustó contra la sede de la AMIA.
“Solemos decir que, por el atentado a la AMIA, los conceptos de memoria y justicia son dos caras inseparables de la misma moneda. Porque mientras vivamos con impunidad, lamentablemente no podemos concentrarnos únicamente en el homenaje, sino que tenemos que mantener vivo el reclamo de justicia”, enfatizó Amos Linetzky en su discurso.
"Desde el primer momento, entendimos que la plaza tenía un destinatario principal, que son los jóvenes estudiantes de la UBA", explicó –a su turno– el director de Arte y Producción de AMIA, Elio Kapszuk. "Tenía que tener la misión de contar, como testimonio, lo que sucedió el 18 de julio de 1994, de honrar y nombrar a las víctimas una vez más, no desde una perspectiva de monumento sino desde una concepción de lugar de la memoria, que en tiempos de impunidad, se constituye un espacio permanente de reclamo de justicia”, remarcó.
“Tenía que ser un lugar para el diálogo, el encuentro, la discusión de ideas, la posibilidad de escuchar al otro, promoviendo que las diferencias no están para separarnos sino para enriquecernos", expresó Kapszuk. "Es por eso que la plaza contiene un pequeño anfiteatro y muchos lugares para poder encontrarse. Entendiendo que este encuentro, este puente, este diálogo es el mejor antídoto contra cualquier tipo de discriminación e intolerancia”.
Al momento de compartir su mensaje, Marina Degtiar, hermana de Cristian, una de las 85 personas asesinadas en el atentado terrorista, manifestó: “Recordar es una decisión. Nosotros elegimos recordar. Porque somos lo que recordamos y somos lo que hacemos con aquellos que recordamos”. “Hoy en esta nueva Plaza Memoria AMIA gritamos al mundo sus nombres”, concluyó.
Uno de los momentos más emotivos del acto fue la lectura de los nombres de las víctimas fatales a cargo de Jennifer Dubín, quien perdió a su papá, Norberto, en el ataque terrorista del 18 de julio de 1994. “Lo único que no está permitido es el olvido. Porque por ellos seguimos de pie y estamos acá, para que cada vez que la vida nos permita, los podamos honrar y recordar”, expresó Dubín.
El encuentro contó con la presencia del embajador de Israel en Argentina, Eyal Sela; el tesorero de AMIA, Ariel Halperín; el director ejecutivo de la institución, Daniel Pomerantz; autoridades del Parque de la Memoria, integrantes de la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos, dirigentes comunitarios, y más de 50 familiares de víctimas fatales.
En representación del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, asistieron el jefe de gabinete, Felipe Miguel; el secretario de Desarrollo Urbano, Álvaro García Resta; la secretaria de Transporte y Obras Públicas, Manuela López Menéndez, y la subsecretaria de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural, Pamela Malewicz.
También estuvieron presentes, por parte de la UBA, el decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU), Carlos Venancio; el decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Guillermo Durán; el secretario General, Juan Alfonsín, y el secretario de Hacienda y Administración, Matías Ruiz.
Características del nuevo espacio público
La Plaza Memoria AMIA es un proyecto, que fue liderado por el departamento de Arte y Producción de la institución, y desarrollado en conjunto con la secretaría de Desarrollo Urbano, y que AMIA acercó al gobierno de la ciudad seis años atrás.
El proyecto como testimonio urbanístico, tiene un basamento único, que son los escombros del edificio que fue atacado por el terrorismo hace 29 años.
La obra está implantada de manera tal que no alterara la estructura de los escombros ni del espacio verde que los envuelve.
En el sector de bienvenida se ubicó una placa con los nombres de las 85 víctimas fatales y cerca de ella un visor de vidrio que permitirá observar parte de los escombros de la sede de la AMIA.
En todo el memorial se distribuyeron de forma regular 85 estacas verticales de acero inoxidable de 3 metros de altura, que representan a cada persona que perdió la vida en el atentado.
El anfiteatro que convoca al encuentro y a la reunión de las personas consta de una estructura de hormigón de forma circular y una pasarela, que -desde su extremo sobre el río- permite tener una perspectiva amplia del Memorial. Este sector fue pensado para fomentar el diálogo, el ejercicio de la memoria colectiva y realizar actividades de carácter educativo.