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En tiempos de sobreinformación en medios, redes sociales y grupos de WhatsApp, la experta en alfabetización digital, María Laura García (autora de “El Desafío Digital”), resaltó una serie de consejos para evitar ser víctima de noticias falsas y así impulsar el pensamiento crítico de cara a las elecciones.
Las fake news, como instrumento de radicalización política, datan de miles de años atrás, dado que hay evidencias que, en épocas del Imperio Romano ya se utilizaban estas estrategias de tergiversar hechos para sacar un rédito electoral. Sin embargo, hoy en día con el auge de Internet y las redes sociales, este fenómeno se potenció a una velocidad sin precedentes por la viralización que adquieren.
Es más, según especialistas, el contenido falso tiene más impacto en la sociedad que el verdadero y es por este motivo que en la era digital abundan, fomentando la desinformación junto con la radicalización del pensamiento. En este marco María Laura García, fundadora de Globalnews (la mayor empresa de medición de las comunicaciones de medios de LATAM) brindó una serie de consejos, que debemos considerar cuando consumimos una noticia para detectar si verídica o no:
Prestar atención a la fuente del mensaje: Si leemos algo en Instagram, WhatsApp, Tik Tok, Twitter o Facebook, tenemos que preguntarnos siempre quién quién generó ese contenido. Esta actitud reflexiva, lejos del impulso de la inmediatez que generan las redes sociales, cambia completamente la reacción automática que podríamos tener ante una determinada noticia que desconocemos su origen. Además, debemos recordar que las redes sociales no buscan informar sino entretenernos. Por lo tanto, apuntan a que nos sintamos confortables y prolonguemos nuestro tiempo en el espacio digital, gracias a algoritmos que nos muestran material audiovisual acorde a nuestros gustos.
Preponderar el tipo de contenido: Es importante, como usuarios, distinguir el tipo de material que consumimos ya que no es lo mismo la opinión de un experto que la de alguien que no lo es. A su vez, es importante determinar si el que cuenta los hechos es alguien que estuvo en el lugar o es un tercero al que se lo contaron, ver si la información cuenta con datos fidedignos, determinar si hubo una investigación (por ejemplo, un doctor contando de una nueva vacuna o un periodista confiable que utilizó varias fuentes) o si es un simple comentario/relato ficcionado que tergiversa los hechos.
Saber que siempre alguien “gana algo” al momento de viralizarse una noticia (sea verídica o no): debemos pensar en la intención que existe detrás de lo que consumimos que esta puede ser contar un hecho, entretenernos, vendernos un producto, o crearnos una necesidad. También, hay otras intenciones que podrían ser confundir, desinformar, e incluso destruir reputación o realizar una acción maliciosa sobre algo o alguien. Estas, especialmente en un año electoral, son muy frecuentes y debemos prestar mucha atención. Por ejemplo, cuando reenviamos un video a un amigo o familiar, éste siente que lo hemos validado, y allí nos convertimos en fuente. Es vital ser conscientes respecto a lo que estamos compartiendo y en caso que detectemos que sea falso siempre denunciarlo.
Corroborar que no sea una deep fakes, (especialmente en tiempos de elecciones): Tener presente que hoy en día existen muchísimas apps o herramientas digitales al alcance de cualquier persona para editar y generar contenidos. Por ejemplo, se puede divulgar un supuesto video de un candidato diciendo alguna frase polémica, en el marco de un discurso de campaña, cuando en realidad esa persona jamás dijo esas palabras. A esta situación se la conoce como deep fakes y tiene su origen en la Inteligencia Artificial (IA), en donde se pueden crear imágenes ficticias (tras procesar imágenes, audios, o videos) que buscan dañar la reputación de otras personas a través de la divulgación de contenidos falsos en la web o redes sociales.
Antecedentes: En 2018 circuló un deep fake que retrataba al expresidente estadounidense Barack Obama definiendo al, por ese entonces presidente Donald Trump, como un “idiota”. Como podemos imaginar, inmediatamente se hizo viral, sin embargo esto era falso y se tomó una real dimensión de lo que esta tecnología supone para el ecosistema informativo y la sociedad. Por lo tanto, como usuarios (o profesionales de la comunicación) cuando nos llegue una noticia, debemos siempre asegurarnos que las fuentes sean reconocidas, confiables y profesionales, para evitar propagar una mentira.
Siguiendo estos consejos podremos observar la información que recibimos desde una óptica más crítica para considerar sólo hechos y verdades: “No hay que perder de vista, principalmente en años electorales, que por cómo operan los algoritmos solemos visualizar únicamente contenidos que refuerzan nuestras creencias, excluyendo ideas diferentes de las nuestras, creando así el contexto ideal para la desinformación y la manipulación tanto política como mediática. Así que, para tomar buenas decisiones en las urnas y achicar la grita, es importante ser flexibles y explorar, explorar y explorar”,concluye la autora.