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Estamos en una de las épocas más esperadas por la sociedad: las vacaciones de verano, momento que para muchos es el único descanso que se toman durante el año. Y en este año atípico muchos ven peligrar este descanso debido al parate que hubo por la cuarentena, para otros sólo pensar en todos los requisitos que hay que cumplir ya los estresa, otros están atentos a las posibles nuevas restricciones, muchos de los que trabajan por su cuenta prefieren obviar el descanso por temor a un nuevo cierre de actividades y a la baja de ingresos. La incertidumbre y el "miedo" aumenta los niveles de estrés "normales" pre vacaciones.
El Centro de Estudios Especializado en Trastornos de Ansiedad (CEETA), considera que a pesar de ser un tiempo, para muchos deseado, planificar las vacaciones genera de por sí estrés, aunque en muchos casos depende de la persona y si ésta tiene predisposición a sufrir ansiedad y nerviosismo. Este estrés del bueno se ve exacerbado por el Covid-19
Iniciando un nuevo año, luego de uno por demás difícil, y aún en medio de una pandemia global por el COVID- 19, el Gobierno decidió reactivar el turismo del país, permitiendo que cada provincia proponga las restricciones y protocolos a seguir para la realización de sus actividades internas.
"Hay muchísima gente con muchísimo temor al contagio que directamente relega sus vacaciones. Y los que lo hacen porque van en grupo o con otra gente, lo hacen con mucho recelo y temor al contagio con lo cual no sabemos bien si va a poder descansar o la ansiedad misma le impedirá el descanso. Toda esta situación que vivimos, es motivo generador de estrés y trastorno por ansiedad generalizada", anticipa la Lic. Gabriela Martínez Castro, directora del Centro de Estudios Especializado en Trastornos de Ansiedad (CEETA) y especialistas en trastornos de ansiedad (Matrícula Nacional 18627).
Si bien algunas personas prefieren quedarse en casa, por ser pacientes de riesgo, por estar en contacto con tales, por prevención, o por la crisis económica a la cual muchos argentinos se enfrentan, hay otros que deciden vacacionar fuera de sus domicilios.
Sin embargo, incluso en casa, el descanso y la desconexión es necesaria para evitar un estrés crónico y aumentar los riesgos de otras enfermedades.
Al vacacionar con preocupaciones y miedo, no se sabe hasta qué punto la persona puede descansar, ya que, estar demasiado atento a los contagios, genera estrés y ansiedad. La especialista considera que, “Lo más común es el trastorno por ansiedad generalizada, trastorno cuya característica esencial es la preocupación permanente desmedida con relación al motivo que la genera. La persona se da cuenta que no tiene sentido estar tan preocupada, pero no puede controlarlo”, agrega Martínez Castro.
Si el trastorno por ansiedad generalizada se mantiene en el tiempo, sin el tratamiento adecuado, termina generando sintomatología del tipo físico, tales como insomnio, contracturas, dificultades gastrointestinales, palpitaciones, sudoración y taquicardia, entre otros, hasta llegar al punto que la persona sufre ataques de pánico. En estos casos se hace imprescindible consultar con un especialista para tratarlo antes que se vuelva algo incapacitante.
Para evitar sufrir ansiedad en estas situaciones, y reducir el nivel de estrés, desde el CEETA aconsejan realizar los trámites y preparar las maletas con tiempo, hacer una lista de las cosas que quedan por hacer, y chequear que la lista esté completamente cumplida. Además de tomar recaudos en relación al aislamiento y seguir los protocolos necesarios para no contagiarse.
“La recomendación, como siempre, es no anticiparse de forma negativa a los eventos por suceder, visualizar un buen descanso, tratar de prever qué tipos de actividades de dispersión se pueden realizar en las vacaciones para mantenerse siempre ocupado, y así evitar estar invadido de pensamientos negativos”, declara la directora del CEETA.
En relación a la necesidad de planear cómo ocupar el tiempo en vacaciones, la psicóloga reflexiona acerca de la importancia de que las personas ansiosas se mantengan en movimiento que estén ocupadas para evitar pensamientos catastróficos.
“Estar todo el día sin hacer nada genera mayor movimiento mental en relación a cuestiones negativas, que pueden relacionarse al trabajo, cansancio, temas personales, o a la salud, que por supuesto no son gratis, lo que termina generando más ansiedad y se alimenta la problemática misma”, finaliza explicando la psicóloga Martínez Castro.