opinión
Generalmente el mes de DICIEMBRE se vive de manera muy intensa y con una gran carga emotiva por las distintas actividades personales, familiares y sociales que finalizan al terminar el año, lo que genera un estado de cansancio y estrés.
Durante este período aumenta la sensibilidad porque las emociones están a “flor de piel”, debido al estado de excitación que se vive a nivel social al llegar fin de año, y que afecta de manera diferente en cada persona.
Recordemos que los pensamientos, son los “anteojos” con lo que percibimos e interpretamos los hechos del exterior. El problema aparece cuando surgen las “distorsiones cognitivas”, que son interpretaciones erróneas o distorsionadas que se hacen de la realidad.
Las más frecuentes son:
Ø Pensamientos anticipatorios;
Ø Certeza de lo negativo;
Ø Pensamientos rígidos;
Ø Auto charlas o diálogos internos.
Cuando llegan las Fiestas Navideñas y de Fin de Año, muchas personas experimentan la sensación de sentirse atrapados por un estado emocional del cual no pueden salir, que se caracteriza por angustia; tristeza; nostalgia y melancolía. Las mismas provocan sensaciones de malestar, el cual se ve reflejado en el comentario, “me acostaría a dormir el 23 de diciembre y me levantaría el 2 de enero”, es decir, cuando las Fiestas ya pasaron y se puede recuperar la calma emocional.
Estas fechas son una época poco deseada para muchas personas debido a los recuerdos y emociones que se asocian con situaciones de pérdidas.
Existen varias razones:
Ø la muerte de seres queridos
Ø rupturas de pareja
Ø problemas económicos
Ø distanciamiento de amigos y o familiares.
Ø frustraciones personales.
La hora del brindis es el momento más emotivo, porque en ese momento afloran todas las emociones. Se trata de la situación de mayor tensión interna ya que acceden a la conciencia, los recuerdos que tienen que ver con las perdidas afectivas.
CONSEJOS:
- Prevención: si ya conoce el efecto perturbador que le generan las Fiestas, trate de tomar con tiempo recaudos para protegerse como por ejemplo, pedir ayuda a los profesionales que trabajan en el campo de la Salud Mental, donde se pueda beneficiar con los tratamientos psicoterapéuticos más adecuado a su problemática.
- Perdida de seres queridos: no están físicamente con nosotros pero están de otra manera, en los recuerdos, anécdotas y vivencias que hemos compartido. Esto significa que uno renuncia a lo físico, para quedarse en lo imaginario.
- Expectativas: es importante que las personas le puedan dar el sentido que realmente tienen el 24 y el 31, para no generar grandes expectativas que son las que van a provocar el estado de sufrimiento.
- Balance: trate de poner el énfasis en todo lo positivo que ha vivido. El objetivo es que el balance le dé positivo, para que pueda lograr un estado de mayor bienestar.
- Evitar el aislamiento: estar solo potencia la angustia y los estados depresivos, por eso, es importante poder planificar con quién uno va a pasar las Fiestas, ya que al estar acompañado se atenúa el malestar.
- Predisposición: si uno reniega sobre lo que igual va a suceder, lo único que logra es aumentar el malestar pero no logra que las Fiestas no ocurran, por lo tanto, lo más saludable es poner el énfasis en lo positivo.
Psicólogo Santiago Gómez
Director de Decidir Vivir Mejor y del Centro de Psicología Cognitiva
(Matrícula: 15.159)