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La actividad en el Acosta |
Impulsado por la organización El Hormiguero es el primer establecimiento dentro del barrio que permite continuar estudiando después de terminado el colegio secundario. Este año tendrá la primera camada de egresadas, todas de la Villa 31, formadas por primera vez dentro del barrio que ya están haciendo sus prácticas en las escuelas de la Ciudad.
“En el barrio se veía que terminábamos el secundario pero no podíamos acceder a una carrera a nivel universitario ni terciario. Es la primera experiencia que ocurre en la Villa 31 de tener un profesorado reconocido que nos da un título”, cuenta Gisela, 32 años, es una de las alumnas que comenzó a mitad de año a hacer la residencia. Junto a ella otras siete futuras maestras de primaria esperan recibirse a fin de año. Este año desde El Hormiguero se abrió un espacio de cuidado de niñas y niños para que las madres puedan seguir estudiar.
En el día del maestro, Maru Bielli, rectora del profesorado Dora Acosta, socióloga y referente de El Hormiguero sostiene: “La presencia del Dorita permite pensar que maestros y que maestras habitan las aulas de la Ciudad de Buenos Aires, amplia la posibilidad de pensarse como maestras y maestros a quienes no tenían derecho a acceder a la educación superior en la Villa 31. Las tareas docentes son de las más importes para construir la sociedad del futuro, frente al ataque recurrente simbólico y material del Gobierno de la Ciudad lo que hacemos en el Dorita es que se cumpla con el derecho a enseñar establecido en la Constitución Nacional y se democratice la posibilidad de ser maestro y maestra”.
Aleida, que cursa tercer año del profesorado reflexiona sobre su formación: “Ser maestra es transmitir algo más que conocimiento y tener empatía por el otro”. Denise, otra de las estudiantes, agrega: “Ser docente es enseñar y aprender mutuamente, es crear un futuro mejor”.
“Cuando construimos el Dorita estamos disputando el sentido de lo público y es popular porque lo hace desde el territorio, contemplando las trayectorias diversas de los vecinos y las vecinas”, explica Bielli.
Gisela concluye: “En mi familia voy a ser la primera que tenga un título terciario, la mayoría termino el secundario y no pudo continuar con sus estudios. Haber estudiado y haberme recibido en un profesorado acá y salir al mundo a volcar todo lo que me ha enseñado me llena de orgullo”.