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Jorge García Cuerva, Arzobispo de Buenos Aires, en el adiós Francisco lo despidió diciendo: "Gracias, perdón y te queremos mucho" El arzobispo porteño presidió la misa exequial en memoria del difunto pontífice, de la que participaron numerosos obispos y sacerdotes del país. Asistió la Vicepresidenta y otras autoridades.
Buenos Aires se unió este sábado en una despedida profundamente emotiva para honrar la memoria del Papa Francisco, fallecido el lunes pasado a los 88 años. El arzobispo porteño, monseñor Jorge García Cuerva, presidió la misa exequial en la catedral metropolitana, en lo que fue el acto litúrgico central en el país tras el funeral oficial realizado más temprano en el Vaticano.
Desde temprano, cientos de personas comenzaron a llegar a Plaza de Mayo, que permaneció vallada durante toda la jornada. En distintos sectores, medios de comunicación del mundo cubrían la ceremonia, que fue concelebrada por el nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk; el arzobispo emérito de Buenos Aires, cardenal Mario Poli; los obispos auxiliares Iván Dornelles, Alejandro Pardo, Alejandro Giorgi y Pedro Cannavó; monseñor José Luis Mollaghan, arzobispo emérito de Rosario; monseñor Santiago Olivera, obispo castrense; monseñor Guillermo Caride, obispo de San Isidro; monseñor Carlos Tissera, obispo de Quilmes; monseñor Marcelo Magni, obispo de Avellaneda-Lanús; monseñor Oscar Ojea, obispo emérito de San Isidro; monseñor Raúl Pizzarro, obispo auxiliar de San Isidro; monseñor Eduardo Redondo, obispo auxiliar de Quilmes; monseñor Eduardo Taussig, obispo emérito de San Rafael; monseñor Rubén Frassia, obispo emérito de Avellaneda-Lanús; monseñor Luis Stöcker, obispo emérito de Quilmes; monseñor Antonio Marino, obispo emérito de Mar del Plata; monseñor Juan Habib Chamieh OMM, obispo eparca de los Maronitas, junto a numerosos sacerdotes de las diócesis del país, que viajaron especialmente para participar de la ceremonia.
La misa reunió a autoridades, referentes sociales, representantes de movimientos eclesiales y a una gran cantidad de fieles que quisieron rendirle homenaje al primer Papa argentino y latinoamericano.
Entre los presentes, lo escuchaban atentamente algunas autoridades políticas como la vicepresidente de la Nación, Victoria Villarruel, el jefe de Gobierno porteño Jorge Macri, el gobernador bonaerense Axel Kicillof, entre otros.
En su homilía, monseñor García Cuerva recordó el legado del pontífice argentino, destacando su compromiso con los más pobres, su visión profética y su incansable llamado a la fraternidad.
"El Evangelio de hoy nos dice que los que habían acompañado a Jesús estaban afligidos y lloraban. Como nosotros hoy, lloramos porque no queremos que la muerte gane", planteó, estableciendo un paralelismo entre el dolor de los discípulos tras la muerte de Jesús y el luto actual del pueblo argentino y del mundo tras la partida de Francisco.
El arzobispo no esquivó la emoción y afirmó: "Lloramos porque se murió el padre de todos, porque ya sentimos en el corazón su ausencia física, lloramos porque nos sentimos huérfanos".
Citando a Carlos Gardel, recordó que incluso las lágrimas pueden quedarse atascadas ante un dolor tan profundo: "Las lágrimas taimadas se niegan a brotar?"
Monseñor García Cuerva invitó luego a los presentes a no tener miedo de llorar, evocando un discurso del Papa en Manila en 2015: "Ciertas realidades de la vida se ven solamente con los ojos limpios por las lágrimas. No tengan miedo a llorar".