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El cuarto y último domingo de Adviento, con la Navidad ya a las puertas el Evangelio narra el anuncio del Ángel a María y el ''sí'' de la Virgen que hizo posible la Encarnación, la revelación de un misterio ''guardado en secreto desde la eternidad''. El Papa Francisco en el Ángelus reflexionó con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro sobre dos aspectos esenciales de la actitud de María como modelo para prepararse a la Navidad.
Otro aspecto es la capacidad de la Madre de Cristo de reconocer el tiempo de Dios, enseñándonos así a comprender el momento favorable en que Jesús pasa por nuestra vida y pide una respuesta rápida y generosa.
''Y Jesús pasa -añadió el Papa- porque el misterio del nacimiento de Jesús en Belén, que históricamente aconteció hace más de dos mil años, acontece como evento espiritual, en el ?hoy? de la Liturgia. El Verbo, que encontró morada en el seno virginal de María, en la celebración de la Navidad viene a llamar nuevamente al corazón de cada cristiano. Pasa y llama. Cada uno de nosotros está llamado a responder, como María, con un ?sí? personal y sincero, poniéndonos completamente a disposición de Dios y de su misericordia, de su amor''.
''¡Cuántas veces Jesús pasa por nuestra vida -exclamó- Y cuántas veces nos manda un ángel. Y cuántas veces no nos damos cuenta, porque estamos tan ocupados, tan inmersos en nuestros pensamientos, en nuestros asuntos e incluso -en estos días- en nuestra preparación de la Navidad, que no nos damos cuenta de que Él pasa y llama a la puerta de nuestro corazón pidiendo acogida, pidiendo un ?sí?, como el de María''.
''Un santo decía: Tengo temor de que el Señor pase. ¿Y sabéis de que tenía miedo? -preguntó el Pontífice - De no darse cuenta y dejarlo pasar. Cuando sentimos en nuestro corazón: ?Me gustaría ser más bueno, más buena; me he arrepentido de esto ... Es el Señor que llama, que nos hace sentir las ganas de ser mejor, de estar más cerca de los demás, de Dios. Si lo sientes, ¡párate!. Allí esta el Señor. Y ve a rezar, y quizás a confesarte...Todo eso hace bien. Pero acuérdate, si sientes esas ganas de mejorar, es Él quien llama: no dejes que pase de largo''.
Francisco recordó también en el misterio de Navidad la presencia silenciosa de José y reiteró su ejemplo y el de María como invitación para recibir con total apertura a Jesús ''que por amor se hizo hermano nuestro y vino a traer al mundo la paz'' como anunciaron los ángeles a los pastores ''Paz en la tierra a los hombres que él ama''
''El regalo precioso de Navidad es la paz -acabó- y Cristo que es nuestra paz verdadera. llama a nuestros corazones para darnos la paz, la paz del alma. Abramos las puertas a Cristo''.