opinión
Año tras año al llegar el mes de diciembre, muchas personas utilizan la frase “me acostaría el 23 y me levantaría el 2”, producto de las emociones - angustia, enojo, nostalgia, malestar - que se activan cuando se acercan las Fiestas de Noche Buena, Navidad y Fin de Año. Al pasar dichas fechas, el individuo comienza gradualmente a recuperar el equilibrio y la estabilidad emocional.
¿Cuáles son los factores que más angustian a las personas?
Generalmente las pérdidas de seres queridos son los que ocupan el primer lugar, como causa de angustia y llanto a la hora del brindis.
Existen también otros factores que pueden originar el estado de perturbación como:
-separación de la pareja.
-perdida de trabajo.
-conflictos familiares.
- otros.
Las emociones en las fiestas afloran con más intensidad por una serie de hechos que coinciden para que dicho fenómeno se produzca. Algunos de ellos son:
-ambiente social: a medida que se aproxima la fecha de las Fiestas, “el clima” que se vive en la calle es de euforia y excitación, las personas actúan “como si se fuera a terminar el mundo”.
- la influencia del ambiente estimula la sensibilidad y las emociones de los individuos, lo que provoca la aparición de recuerdos, nostalgia y angustia.
¿Qué balances realizamos en las Fiestas?
El estado emocional y la gran sensibilidad influyen en los pensamientos, ya que se realiza una atención selectiva porque el foco esta puesto en los recuerdos y vivencias negativas. Por lo tanto, un balance saludable consistiría en rescatar y valorar lo bueno que tenemos, planteando como nuevos objetivos lo que no se pudo concretar este año.
Algunos tips para disfrutar las fiestas pueden ser:
-eliminar del pensamiento y del vocabulario la frase “me acostaría el 23 y me levantaría 2”, ya que se trata de una idea mágica que no resuelve la situación que nos hace sufrir.
-los seres queridos que no están físicamente con uno, están de otra manera, en los recuerdos y vivencias positivas que hemos compartido.
- agradecer y valorar todo lo que SÍ tenemos.
-focalizar la atención en lo positivo, en lo bueno, ver “la mitad del vaso lleno”.
-permitirnos estar en contacto con las diferentes emociones, la tristeza y la alegría.
Psicólogo Santiago Gómez
Director de Decidir Vivir Mejor y del Centro de Psicología Cognitiva
(Matrícula: 15.159)