jueves, 11 de diciembre de 2014

“Me acostaría el 23 y me levantaría el 2”


opinión

Año tras año al llegar el mes de diciembre, muchas personas utilizan la frase “me acostaría el 23 y me levantaría el 2”, producto de las emociones - angustia, enojo, nostalgia, malestar - que se activan cuando se acercan las Fiestas de Noche Buena, Navidad y Fin de Año. Al pasar dichas fechas, el individuo comienza gradualmente a recuperar el equilibrio y la estabilidad emocional.

¿Cuáles son los factores que más angustian a las personas?

Generalmente las pérdidas de seres queridos son los que ocupan el primer lugar, como causa de angustia y llanto a la hora del brindis. Existen también otros factores que pueden originar el estado de perturbación como: -separación de la pareja. -perdida de trabajo. -conflictos familiares. - otros.

Las emociones en las fiestas afloran con más intensidad por una serie de hechos que coinciden para que dicho fenómeno se produzca. Algunos de ellos son: -ambiente social: a medida que se aproxima la fecha de las Fiestas, “el clima” que se vive en la calle es de euforia y excitación, las personas actúan “como si se fuera a terminar el mundo”. - la influencia del ambiente estimula la sensibilidad y las emociones de los individuos, lo que provoca la aparición de recuerdos, nostalgia y angustia.

¿Qué balances realizamos en las Fiestas?

El estado emocional y la gran sensibilidad influyen en los pensamientos, ya que se realiza una atención selectiva porque el foco esta puesto en los recuerdos y vivencias negativas. Por lo tanto, un balance saludable consistiría en rescatar y valorar lo bueno que tenemos, planteando como nuevos objetivos lo que no se pudo concretar este año.

Algunos tips para disfrutar las fiestas pueden ser: -eliminar del pensamiento y del vocabulario la frase “me acostaría el 23 y me levantaría 2”, ya que se trata de una idea mágica que no resuelve la situación que nos hace sufrir. -los seres queridos que no están físicamente con uno, están de otra manera, en los recuerdos y vivencias positivas que hemos compartido. - agradecer y valorar todo lo que SÍ tenemos. -focalizar la atención en lo positivo, en lo bueno, ver “la mitad del vaso lleno”. -permitirnos estar en contacto con las diferentes emociones, la tristeza y la alegría.

Psicólogo Santiago Gómez 
Director de Decidir Vivir Mejor y del Centro de Psicología Cognitiva 
(Matrícula: 15.159)