sábado, 16 de agosto de 2025

Afganistán: millones de niñas siguen sin poder ir a la escuela


internacional

Hace exactamente cuatro años, el 15 de agosto de 2021, los talibanes iniciaron en Afganistán su funesta campaña para borrar a las mujeres del espacio público. Desde que tomaron el poder, han promulgado más de 70 decretos que vulneran los derechos de las niñas y las mujeres, en particular su derecho a la educación.


Hoy, Afganistán ostenta el triste récord de ser el único país del mundo donde la enseñanza secundaria y superior está estrictamente prohibida a niñas y mujeres. Como consecuencia de esta decisión retrógrada, cerca de 2,2 millones de ellas se encuentran privadas de educación más allá de la primaria. En el ámbito periodístico, las mujeres afganas también están siendo progresivamente silenciadas. La denominada “Ley para la promoción de la virtud y la prevención del vicio”, introducida por los talibanes en el verano de 2024, prohíbe toda representación de personas y veta la participación de mujeres en emisiones radiales. Desde 2021, más del 80 % de las mujeres que trabajaban en los medios de comunicación han perdido su empleo.

Esta exclusión sistemática de las mujeres de la vida pública en Afganistán tiene consecuencias devastadoras para el desarrollo a largo plazo del país, donde la mitad de la población ya vive por debajo del umbral de pobreza.

Ante esta situación inaceptable, la UNESCO sigue instando a todos los países a mantener la presión diplomática sobre las autoridades de facto y a exigir, de manera firme y constante, la reapertura inmediata e incondicional de las escuelas y universidades para las niñas y mujeres afganas. El derecho a la educación no se negocia. Se está sacrificando el futuro de toda una generación de afganas, pese a los avances logrados en los últimos veinte años.

Entre 2001 y 2021, gracias a la acción de la comunidad internacional, coordinada por la UNESCO, el número de alumnos en Afganistán se multiplicó por diez. Si en 2001 prácticamente no había niñas escolarizadas, en tan solo dos décadas la tasa de escolarización de las niñas en edad de cursar la enseñanza primaria superó el 80 %. El índice de alfabetización de las mujeres también casi se duplicó, pasando del 17 % a cerca del 30 % en todas las franjas de edad. Desde su llegada al poder, los talibanes se han empeñado de forma sistemática en aniquilar todos estos avances.

Ante esta vulneración de los derechos fundamentales de las niñas y mujeres afganas, la UNESCO trabaja para ofrecer vías alternativas de educación. En más de 2000 aldeas del país, se ha formado a más de 1000 facilitadores de las comunidades locales para impartir clases de alfabetización a 57 000 jóvenes, en su gran mayoría niñas.

La UNESCO también brinda apoyo financiero y formación a los medios de comunicación afganos que desarrollan y difunden programas educativos. Es el caso de la Begum Organization for Women (Organización Begum para Mujeres), que fundó una emisora de radio en marzo de 2021 y, posteriormente, un canal por cable en marzo de 2024, o de la plataforma SOLAx, una academia en línea accesible a través de WhatsApp que permite a las jóvenes acceder diariamente a clases. Estos contenidos, difundidos por medios asociados a la UNESCO, ya han alcanzado a una audiencia estimada de 17 millones de afganos. Sin embargo, estas modalidades de aprendizaje alternativas —que no pueden sustituir la enseñanza impartida en un aula— también están constantemente amenazadas por las autoridades de facto.

En estos últimos cuatro años, la UNESCO se ha consolidado como uno de los últimos foros donde sus voces pueden ser escuchadas, como en la pasada celebración del Día Internacional de los Derechos de la Mujer, que este año dedicamos a las mujeres afganas. Pero, en un momento en que algunos buscan normalizar sus relaciones con los talibanes, hago un llamamiento a la comunidad internacional para que se mantenga más movilizada que nunca en favor de la plena e incondicional restitución del derecho de las afganas a la educación. Mientras llegue el día en que puedan regresar a las aulas, no las abandonemos.