lunes, 27 de abril de 2009

"INVOLUCRARNOS ES OTRA COSA"


opinión

El pasado lunes 21 de abril se sucedió en el Barrio de Núñez otro caso de agresión sexual a una menor mientras ingresaba a su domicilio, lamentable hecho que vuelve a poner en evidencia la situación de desprotección con la que se vive en nuestra Ciudad, aún en las zonas mas favorecidas económicamente.

Mas allá de la cuestión de inseguridad, el hecho generó situaciones que merecen un detenido análisis acerca de la modalidad de abordaje y tratamiento del tema por parte de todos los sectores involucrados: Medios de comunicación, Policía federal, Profesionales de la Salud (en este caso del Sistema público de la Ciudad), Fiscalía, Organizaciones de Victimas de Violaciones, Legisladores, etc.

Sin lugar a dudas, todos y cada uno de los actores involucrados e intervinientes tienen roles de mucha responsabilidad ante estos casos, y por esa razón es que los procedimientos están protocolizados de modo tal de no generar mas daño del que el abusador ya le ha realizado a la víctima, que es quien debe ser realmente protegida ante estos casos. Sin embargo, hemos sido testigos de múltiples desprolijidades que deben ser corregidas de ahora en más.

Cuando la damnificada acudió al Hospital, ya hacía más de una hora que los medios televisivos denunciaban la existencia de una nueva violación y que la víctima ya se encontraba en el Hospital. Son los mismos medios que anunciaron al día siguiente que se habían tomado muestras y que se retuvieron prendas de la persona asistida, y denunciaron que en el Hospital Pirovano rechazaron a la paciente cuando llegó por no contar con la denuncia Policial. Denuncias estas, que fueron livianamente levantadas en la sesión Legislativa del 23 de Abril.

Cabe señalar que no se tomaron muestras ni se retuvieron prendas porque afortunadamente el ataque no fue consumado, y dadas las características del hecho no estaba indicado en el protocolo.

De todos modos se había citado a la víctima para el día siguiente al Hospital, para su contención y seguimiento, cita a la que no pudo acudir ya que había muchos medios esperando a la salida del Domicilio de la menor para obtener declaraciones e imágenes.

Sin lugar a dudas todos los citados en este texto repudian cualquier hecho de violencia, especialmente si es de tipo sexual y ni hablar si se trata de una menor, ninguno tiene voluntad de hacer el más mínimo daño y toda la intención de poder remediarlo. Sin embargo, diferentes motivaciones provocaron situaciones gravísimas, difíciles -o imposibles- de revertir.

Personal de las Brigadas de atención a las víctimas y de la comisaría 35 acompañaron a la paciente al Hospital cumpliendo una excelente tarea. Pero dejaron filtrar la información hacia los medios y una ONG muy reconocida en estos temas. No puedo pensar en que esta información haya sido vendida/comprada, posiblemente alguien haya avisado a los medios inocentemente sin evaluar las consecuencias, pero la realidad es que el daño se hizo. También hubo, sin duda, buenas intenciones por parte de la Asociación de Victimas de Violaciones al denunciar lo que estimaban que había sucedido, pero ni la víctima ni su familia habían querido tener contacto con ellos, por lo que las denuncias fueron infundadas. Seguramente también hubo buenas intenciones en el Discurso dado en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires por una Diputada con destacada y reconocida actividad en temas de minoridad, violencia y Género, que dijo que la paciente había sido rechazada por el hospital Pirovano sin pasar por el Protocolo de rigor. Sin embargo, no chequeó la información y agravó el problema de modo tal que más medios se hicieron eco. Imposible pensar en que alguien de esa experiencia y trayectoria pueda utilizar un tema así electoralmente, sin embargo denunció a un Servicio que es modelo en atención a Victimas de delitos contra la integridad sexual.

Todas estas desprolijidades/irresponsabilidades no hacen mas que estigmatizar a la Víctima de abuso sexual, quien debió ser una víctima anónima hoy tiene nombre y apellido y no puede salir de su casa. Quien tuvo la fortuna de sufrir un ataque leve sin llegar a situaciones de extrema gravedad, hoy ya es para su entorno y la sociedad en general una persona que ha sido violada y ultrajada.

¿Cómo es posible que la Policía, los medios y los opinólogos se ocupen de las víctimas en lugar de ocuparse de los criminales? Todos tenemos responsabilidad en esta situación, no sólo el abusador: todos estamos a merced de situaciones como esta.

Es nuestra responsabilidad entender al tema como una problemática actual. Si miramos a los damnificados como a bichos raros, no somos más que cómplices. Involucrarnos es otra cosa.

Por Lidia Saya
Diputada. Presidenta de la Comisión de Salud. Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.