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Después de 23 años Carla pudo volver a Argentina para declarar contra su apropiador Eduardo Ruffo. El caso de Carla Graciela Rutila Artes se enmarca, como el de otros niños apropiados durante la última dictadura militar Argentina, dentro del conocido Plan Cóndor.
Luego de 23 años, Carla ha decidido visitar Argentina para testificar contra su apropiador y reconocido represor Eduardo Alfredo Ruffo, en el juicio por crímenes de lesa humanidad perpetrados en el centro clandestino de detención (CCD) de la Capital Federal Automotores Orletti, el destino de los detenidos-desaparecidos del Plan Cóndor. Desde que Carla recuperó su identidad en 1985 jamás había vuelto a la Argentina por temor a recibir represalias del siniestro Ruffo. Sin embargo, el nuevo escenario en materia de justicia por los crímenes cometidos durante la última dictadura la impulsaron a testificar y dar a conocer los delitos que sufrió por parte del siniestro represor, miembro de la Triple A y agente de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE).
El viernes Carla brindó con entereza su doloroso y valioso testimonio ante el Tribunal Oral Federal Nº 1 (TOF Nº1) y antes de regresar a España, donde reside desde que recuperó su identidad, quiere dar a conocer su historia. Para nosotras es una inmensa alegría volver a abrazarla y que esté en nuestra casa.La historiaCarla es hija de Enrique Joaquín Luca López, asesinado el 19 de septiembre de 1976, y de Graciela Antonia Rutila Artés quien aún se encuentra desaparecida. Enrique era de nacionalidad uruguaya y Militaba en el MNL-Tupamaros. Vivieron durante un tiempo en Bolivia donde ambos militaban en el ELN. El 28 de junio de 1975 nació Carla en Miraflores, Perú. Graciela fue detenida junto a su pequeña hija el 2 de abril de 1976 en la localidad de Oruro, Bolivia. Según consta en un radiograma oficial, el 29 de agosto de ese mismo año las autoridades bolivianas entregaron a Graciela y a Carla a las fuerzas de seguridad argentinas. Tiempo después, ambas fueron entregadas a la Gendarmería Argentina, que las trasladó al CCD Automotores Orletti. Carla fue apropiada e inscripta como hija propia con el nombre de Gina por el matrimonio de Amanda Cordero y Eduardo Ruffo, uno de los represores responsables de ese centro.
Tras una nueva campaña de Abuelas en la que se publicó la foto de Carla, llegaron las primeras denuncias a la Asociación. Su abuela materna, Matilde Artes Company, más conocida como “Sacha”, era actriz y militante política. Al momento del secuestro de su hija y su nieta estaba en Cuba, desde donde se fue a España. Sacha ya había sido perseguida en varios países por su militancia. Ella misma llevó adelante el caso de su nieta junto con Abuelas.
La denuncia por la apropiación de Carla se radicó ante el Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional N° 5. Los apropiadores, luego de estar un tiempo prófugos, fueron detenidos. La verdadera identidad de Carla fue comprobada con los análisis de sangre y en septiembre de 1985 pudo reencontrarse con su Abuela Sacha. El encuentro se produjo en Tribunales, luego de que el juez le contara toda la verdad a la pequeña. Sacha y su nieta se fueron a vivir a España, y desde allí Carla nos escribía con frecuencia: “Quiero que nunca olviden que soy Carla Rutila Artes y que ustedes ayudaron a mi abuela a encontrarme, y que gracias a ello estoy aquí”, escribió con su fortaleza característica.
Hoy Carla ya es una mujer y con la misma entereza de aquella niña vino a testimoniar su historia para seguir construyendo el lento camino de la memoria, la verdad y la justicia. Buenos Aires, 19 de agosto de 2010.