sociedad
El 16 de octubre se celebra el Día Mundial de la Alimentación proclamado por la FAO (Organización de la Naciones Unidad para la Agricultura y Alimentación), por tal motivo la Sociedad Argentina de Diabetes (SAD) advirtió que el 80% de los casos de Diabetes tipo 2 son prevenibles, pues se deben principalmente a la obesidad y al sedentarismo. Por eso que es fundamental tener una dieta saludable y cambiar algunos hábitos que nos ayuden a prevenir la enfermedad.
Cuando una persona tiene sobrepeso u obesidad, su cuerpo necesita más insulina para llevar glucosa a todas las células que forman su tejido adiposo. Además, la obesidad genera un fenómeno llamado resistencia a la insulina, lo que significa que sus células ya no responden a esta hormona y, por tanto, la glucosa ya no puede entrar en ellas. El sedentarismo, provoca el aumento de peso, lo que se convierte en un círculo vicioso.
La alimentación de los argentinos se basa en carnes y exceso de almidones como fideos, arroz, papa, pan, quesos y embutidos. En nuestro país, según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR), se dio a conocer que el consumo diario de frutas y verduras es muy bajo en relación a lo recomendado y sólo el 4.8% de la población consume 5 porciones diarias entre frutas y hortalizas.
La SAD consideró que "fundamentalmente hace falta incorporar en la dieta argentina más cantidad de verduras y frutas" y añadió que "ellas, al igual que las carnes blancas, preferentemente el pescado ayudan a distintas enfermedades". Es frecuente escuchar a los pacientes decir que no incorporan frutas en el invierno porque les da más frío o que la ensalada es una comida de verano, pero "es muy importante el consumo de tres frutas por día, incorporándolas como postre y colación y tres o más de hortalizas crudas y cocidas".
Si bien Argentina cuenta con la ventaja que tiene una variedad interesante de alimentos, se debería incorporar en la mesa de los argentinos el 50% más de frutas y verduras de las que se consumen actualmente, por eso es importante trabajar en la educación para que todos puedan hacer una buena elección de las comidas.
En la actualidad, las personas son cada vez más sedentarias y comen en exceso, lo que favorece el desarrollo de obesidad y posteriormente de Diabetes tipo 2. Alrededor de 285 millones de personas tienen Diabetes en todo el mundo, y se estima que en el 2025 se doblará el número de pacientes, superando los 500 millones de afectados. ¿Cómo podría frenarse este avance? En realidad, prevenir la aparición de Diabetes tipo 2 es muy simple: basta con una correcta alimentación y algo de actividad física tres veces por semana.
Para incorporar estos aspectos a la vida cotidiana no hay que convertirse en vegetariano o en deportista profesional. Aquí hay algunos consejos:
Evitar el consumo de comida chatarra.
Consumir por lo menos 5 frutas y verduras al día.
Desayunar todos los días.
Realizar 2 colaciones al día.
Tomar 2 litros de agua diariamente.
Aprender a leer las etiquetas de información nutricional.
Caminar 30 minutos diarios, al menos 3 veces a la semana.
Usar escaleras en lugar de ascensores.
Estacionar el auto lejos del lugar a donde vas.
Efectos del abuso en el consumo de azúcar
Consumir azúcar refinada en exceso trae numerosas consecuencias para el organismo:
Adicción: El consumo de azúcar provoca adicción al disminuir la absorción del triptófano, precursor de la serotonina. Esto tiene un impacto en nuestro hábito alimenticio, causando ansiedad y compulsión por ingerir hidratos, especialmente refinados. Lógicamente esta conducta aumenta las posibilidades de tener sobrepeso u obesidad.
Enfermedades: El abuso en la ingesta de azúcar eleva considerablemente el riesgo de sufrir numerosas enfermedades, no solo diabetes, sino también hipertensión, obesidad y Alzheimer, entre otras.
Cambio de mentalidad
Si bien los cambios no se producen de un día para otro y puede resultar difícil modificar radicalmente nuestros hábitos alimenticios, especialmente en niños y jóvenes acostumbrados a consumir azúcar en todas sus formas, es imprescindible hacer pequeños cambios progresivos que tendrán un gran impacto en nuestra salud.
Una recomendación es reducir productos azucarados y sustituirlos por una alimentación natural que incluya frutas, verduras y frutos secos, entre otros alimentos. Un paso esencial es minimizar la ingesta de bebidas gaseosas azucaradas y reemplazarlas por agua, soda o jugos de fruta.
El fundamental acompañar este cambio en la alimentación con ejercicio físico.