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Estamos en pleno verano y con él se suma ese calor agobiante que tanto lo caracteriza. La temporada es ideal para tomar algo bien fresco. La gran protagonista es la cerveza bien helada, ideal para acompañar una juntada con amigos, para disfrutar una tarde de relax en la playa o mismo en el patio/balcón de tu casa. Pero ¿cómo hacemos para mantenerla fresca y óptima si estamos expuestos a temperaturas tan altas?
La lata puede ser una gran aliada para lograr nuestro cometido: mantener la bebida bien fría. Si somos estratégicos, podemos aprovechar sus cualidades para tener una cerveza al punto óptimo en todo momento. Desde Ball Corporation, productor de latas de aluminio del país, explican por qué:
Los componentes de la lata aseguran una refrigeración óptima y rápida: El aluminio es uno de los metales con mayor capacidad para transmitir el frío, es por eso que la lata enfría la bebida más rápido y la mantiene fresca por más tiempo. De esta forma, es posible refrigerarla un momento antes de su consumo o sacarla de la heladera, trasladarla y mantenerla fresca por un buen rato.
El formato de la lata permite enfriar más rápido: Su estructura cilíndrica permite que la relación entre el área de contacto y el volumen contenido en ella se enfríe rápidamente y de modo más parejo. La bebida es impactada por el frío que capta el aluminio en todas sus dimensiones.
Diseñada estratégicamente para ocupar menos volumen: El peso liviano de la lata y su diseño cilíndrico permiten transportar mayor cantidad de líquido en una sola conservadora. Además, las latas no se rompen, por lo que podés apilarlas sin riesgo de derrame. Si vas a la playa, a un camping o a una reunión, podes aprovechar todos los rincones de la conservadora.
Por su parte, también podés implementar algunos trucos extra ideales para salir del apuro, como cuando estamos con visitas y nos quedamos sin bebida fresca:
Si colocamos una lata de cerveza a temperatura ambiente en un recipiente con hielo, agua y sal, vamos a obtener una bebida helada en cuestión de minutos. La sal transmite la baja temperatura del hielo hacia el agua, generando rápidamente esa misma bajada de temperatura a la bebida.
También podemos tomar papel de cocina, mojarlo con agua y envolver la lata con el mismo. Después de este proceso, meterla envuelta en el congelador. En no más de cinco minutos obtendrás el resultado deseado.