opinión
Cuando vemos lo que está pasando en Brasil, el fenómeno Bolsonaro, nos impacta. Y vemos el uso que hizo de los mensajes falsos en redes, las noticias inventadas, las famosas fake news.
Claro: una nunca piensa que puede ser víctima de eso. ¿Qué me van a inventar a mí? Si vivo como cualquiera... ¿Qué me pueden decir?, me he preguntado a menudo.
Asombrada, hace unos días tuve que desmentir una reunión que no existió. Aclarado.
Pero lo que es preocupante, por la metodología que emplean, porque es evidente la campaña concertada (ya que logran que hasta gente de buena fe dude y hasta lo difunda), es el invento de noticias para desprestigiarnos, encontrarnos “contradicciones” o simplemente ridiculizarnos.
No parece casual: cada vez que las mujeres avanzamos en nuestros reclamos y nos movilizamos, estas campañas de noticias falsas se incrementan notoriamente.
Desde hace más de un año, centralmente Victoria Donda y yo, pero también a veces incluyen a Néstor Pitrola, Alcira Argumedo u otras/os, somos objeto de una difamatoria operación que repite y repite que “votamos en contra de la prisión efectiva a violadores”. La fake news incluye memes, cartelitos y hasta amenazas muy feas que nos profieren algunos exaltados por ese motivo.
Es difícil tener que desmentir algo así porque nunca se trató una ley de ese tipo en el Congreso Nacional mientras fui diputada. Para justificarlo muestran un acta de votación de la ley de ejecución penal que no hablaba de violadores específicamente y a la que nos opusimos por motivos bien distintos, centralmente porque dejaba la libertad de las personas en manos del corrupto Servicio Penitenciario. Para decirlo sencillo: el que tiene plata podría obtener su certificado para salir prontamente; el que no, no lo haría. Tan mala era la ley en ese aspecto que el Senado (al que ustedes saben que no suelo elogiar mucho) tuvo que "limarla" un poco. Cuando volvió a Diputados, yo ya no era diputada nacional. Por ende, no voté.
De más está decir que, más allá de mi postura, la ley en cuestión se aprobó, y difícilmente alguien pueda decir seriamente que tuvo resultados positivos contra la violencia machista.
¿Importa chequear la verdad? Parece que no mucho, ya que se prioriza el impacto que la noticia produce. ¿Hay violaciones terribles? Aprovechemos para crear “enemigas de la sociedad” y carguemos en ellas la responsabilidad, parecen decir.
El que lo inventa hace un frío cálculo. Lo lamentable y triste es que se comparta. Así funcionan las tristemente célebres fake news.
Recientemente inventaron algo que primero me dio mucha risa. Luego dije: ¿por qué naturalizar la difamación? Esta nueva campaña dice que presenté un proyecto para que no se llame más “macho” y “hembra” a los enchufes.
Así de ridículo como lo leen. Y falso. No tienen ni pueden mostrar ningún proyecto en tal sentido; cualquiera puede encontrar fácilmente en las páginas web de la Legislatura o el Congreso Nacional los proyectos que he presentado.
Creo que es claro el objetivo de perjudicar nuestra lucha, la lucha de todas, la lucha de las mujeres. También la de quienes enfrentamos el ajuste y la represión. Por eso hay que rechazar estas prácticas y no reproducir jamás esa metodología.
Sepan que no nos van a callar. Sepan que seguiremos adelante. Sepan también que yo “no cobro una fortuna” ni tampoco “me hago la feminista”, como dicen en esas campañas. Soy feminista socialista, pero como no separo pertenencia de género de clase social, soy consciente de que quienes organizan estas campañas son mucho más que defensores del patriarcado: defienden a la clase capitalista contra la que no vamos a dejar de luchar.
Diputada Myriam Bregman