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Con el inicio de la cumbre de líderes del G20, la posición común de los jefes de Estado frente a la discusión del clima es débil. Según Greenpeace, y a pesar de las irrefutables evidencias científicas, los miembros de este selecto grupo subestiman las amenazas del calentamiento global y siguen apostando a energías que potencian catástrofes naturales.
“Quienes participan de la cumbre son responsables de más del 75 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo. Sin embargo, en vez de utilizar el espacio para combatir el principal desafío que enfrentará la humanidad en este siglo, prefieren mirar para otro lado y dejar lugar a los combustibles fósiles”, señaló Mauro Fernández, coordinador de la campaña de Clima y de Energía de Greenpeace.
Según un informe publicado por el Panel Intergubernamental en Cambio Climático (IPCC), realizado por los máximos especialistas en clima de Naciones Unidas, para prevenir las mayores catástrofes climatológicas es necesario reducir las emisiones de gases de efecto invernadero al 50 por ciento para el 2030 y llegar a cero en el año 2050. Para lograrlo, es necesario reducir el uso del carbón, el petróleo y el gas en forma urgente, señala este mismo informe.
“La ventana de acción para protegernos de los peores impactos del cambio climático se está cerrando; los representantes del G20 deben trabajar sobre el clima de forma urgente. Para lograrlo, deben dar señales claras y concretas hacia la eliminación de los combustibles fósiles, reforzar la importancia del Acuerdo Climático de París, y promover el despegue de las energías limpias”, afirmó Fernández.
Para Greenpeace, que el gobierno argentino tenga como objetivo desarrollar Vaca Muerta pone en riesgo el cumplimiento de los objetivos climáticos asumidos en París durante 2015. Abrir esta formación petrolera, uno de los mayores reservorios de combustibles fósiles no convencionales del mundo, podría liberar 50 mil millones de toneladas de emisiones de CO2 durante la vida útil del territorio explotado. Incluso, el Comité de Derechos Sociales, Económicos y Culturales de la ONU recomendó a Argentina que revea la explotación de Vaca Muerta por su significativa contribución al cambio climático global.
Además, el país anfitrión ocupa el segundo lugar entre los países que más destruyen sus bosques, un 22 por ciento en los últimos veinticinco años. Para la organización ambientalista, si Argentina quiere tomar un rol de liderazgo frente al cambio climático, debe detener la deforestación y abandonar los combustibles fósiles, aprovechando su potencial en energía eólica y solar.
“Los argentinos ya se ven afectados por los impactos del cambio climático: las olas de calor cada vez más frecuentes, las inundaciones producto de precipitaciones sin precedentes —muchas veces combinada con la erosión de suelos causada por el monocultivo o los desmontes—, o la grave sequía que afectó al campo el pasado verano, produciendo una caída en los ingresos de divisas que golpearon fuerte la economía doméstica, son ejemplos claros”, afirmó Fernández.