lunes, 22 de abril de 2019

Repudio a los ataques de odio en Sri Lanka


internacional

El mundo condenó los atentados en iglesias católicas y hoteles que dejaron más de 290 muertes y 500 personas heridas en tres ciudades de Sri Lanka el domingo de Pascuas.

“Desde Amnistía Internacional nos solidarizamos con el pueblo de Sri Lanka y acompañamos a las víctimas, sus familias, amigos y comunidades. Llamamos a las autoridades a asegurar que prevalezca la verdad y la justicia para vencer esta violencia sin sentido. Estos ataques son un nuevo recordatorio de la necesidad de posicionarnos unidos en contra del odio”, manifestó Kumi Naidoo, secretario general de Amnistía Internacional.

Casi un mes después de los ataques en Nueva Zelanda, estos bombardeos subrayan la urgencia de que líderes del mundo reconozcan la gravedad del problema que significan estos ataques, y la necesidad de abordar esta problemática de manera urgente. Es importante para los Estados proteger el derecho de las personas a vivir libremente, así como el derecho a practicar la religión en paz.

Los y las líderes deben asumir total responsabilidad por su rol en fomentar la demonización de determinados grupos, y dejar de alimentar retóricas de intolerancia que se basan en discriminación por religión, nacionalidad, identidad sexual, etc. En Sri Lanka, el liderazgo político y religioso debe tomar una postura en contra del odio y unir a las personas en solidaridad.

“Sri Lanka tiene una trágica historia: vivió un largo conflicto armado con fuertes tensiones religiosas a partir de los años 80 hasta el 2009 que dejó unos 80.000 desaparecidos y que aún hoy busca justicia. Los habitantes de la isla ya han sufrido demasiada violencia. La comunidad internacional debe comprometerse con terminar, de una vez y para siempre, con la retórica del odio”, dijo Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina.

Amnistía Internacional hizo un llamamiento al gobierno de Sri Lanka a realizar una investigación exhaustiva e imparcial que cumpla con los estándares relativos a un juicio justo, no solo para que los responsables rindan cuentas sino para desarrollar un plan claro que promueva la unidad en la diversidad.