miércoles, 12 de junio de 2019

Un mercado de trabajo sin justicia social amenaza la paz mundial


internacional

La Organización Internacional del Trabajo promete trabajar para construir un mercado laboral que goce de justicia social ya que las condiciones laborales que son injustas y permiten las privaciones ponen en peligro la paz mundial y violan el derecho a perseguir el bienestar material y el desarrollo espiritual en libertad y dignidad.

Este lunes ha arrancado en Ginebra la 108 Conferencia Internacional del Trabajo, que se enmarca en el contexto del centenario de la Organización Internacional del Trabajo. Aprovechando este aniversario redondo, el director general de la Organización prometió que, este año, la Conferencia será diferente a las anteriores.

“Será diferente porque sus decisiones deben decir al mundo que tenemos la confianza, el propósito común, la voluntad y los medios para construir un futuro del trabajo con justicia social para todos. Lo haremos porque el trabajo no es una mercancía. Lo haremos porque las condiciones de trabajo con injusticia y privaciones ponen en peligro la paz del mundo”, aseguró Guy Ryder. También destacó que será diferente porque “cada ser humano tiene el derecho de perseguir su bienestar material y su desarrollo espiritual en libertad y dignidad”.

Por si estos fueran pocos motivos, Ryder añadió más razones, como que “las libertades de asociación y expresión son esenciales para el progreso sostenido”. Agregó que esta conferencia ha de ser diferente porque todos tienen que trabajar juntos, pues “la pobreza en cualquier parte es un peligro para la prosperidad en todas partes”.

Esa justicia social es ahora tan necesaria como en el siglo XX y la Organización capaz de conseguirla es la Organización Internacional del Trabajo, como recordó Ryder al principio de su intervención al citar las palabras de su predecesor Albert Thomas en 1926: "A pesar de toda la miseria de un mundo que todavía está dividido y en crisis. A pesar de todas las dificultades de los pueblos para reunirse y conocernos, creemos que, a través de la OIT, se establecerá la justicia social en el mundo".

“Este no es un ejercicio oscuro, introvertido o autoindulgente para marcar 100 años de una venerable organización. Se trata de abordar los problemas que más importan a las personas, en un momento en el que ven una necesidad urgente de respuestas y actuación, y en el que se cuestiona nuestra capacidad colectiva para proporcionar tales respuestas. Un momento en que las personas sienten la necesidad de recuperar el control de sus vidas”, declaró Ryder