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Argentina se convirtió en el único país del mundo en disociarse del Pacto para el Futuro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), adoptado el domingo 22 de septiembre junto con sus respectivos anexos: el Pacto Global Digital y la Declaración sobre Generaciones Futuras.
El anuncio fue realizado por la canciller Diana Mondino ese mismo día en la Cumbre del Futuro y ratificado ayer por el presidente Javier Milei en su primer discurso ante la Asamblea General del organismo. Amnistía Internacional manifiesta su preocupación y rechazo a este posicionamiento histórico profundamente regresivo en materia de derechos humanos realizado por el gobierno argentino ante el sistema de Naciones Unidas.
Sobre el Pacto para el Futuro
El Pacto para el Futuro es un acuerdo que fue suscripto por la gran mayoría de los Estados miembros de la ONU. Contiene cinco ejes generales: la paz y la seguridad internacionales; el desarrollo sostenible y las finanzas para el desarrollo; la ciencia, tecnología e innovación y la cooperación digital; la juventud y las generaciones futuras; y la transformación de la gobernanza global. En sus 56 acciones, el Pacto incluye a su vez distintas disposiciones que recogen, entre otras, la necesidad de combatir la crisis climática, de avanzar hacia la igualdad de género y de reforzar el sistema multilateral y sus instituciones.
En ese espíritu, el Pacto ratifica el compromiso perdurable de los Estados con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible- que también refleja consensos globales como el hambre cero, el fin de la pobreza, la educación de calidad y el crecimiento económico, y cuyos fundamentos ya habían sido repudiados por el actual gobierno argentino en distintos encuentros internacionales. En esta oportunidad, el presidente Milei calificó a la Agenda 2030 de “programa de gobierno supranacional de corte socialista” que atenta “contra la soberanía de los estados-nación” y violenta “el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad de las personas”. Asimismo, sostuvo que el Pacto del Futuro pretendía imponer “cómo deben producir, con quien vincularse, qué deben comer y en qué creer” a los “países pobres” del mundo. Todas ellas, según considera Amnistía Internacional, afirmaciones infundadas.
”Resulta sumamente llamativo que el presidente haya rechazado de plano un acuerdo donde se abordan cuestiones señaladas por él en su propio discurso. En efecto, el Pacto para el Futuro sostiene la necesidad de avanzar en acuerdos para limitar el alcance y oportunidad de uso del veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, problema que Milei señaló al criticar que los 'integrantes permanentes' del Consejo hayan utilizado el veto para sus 'intereses particulares'. Más aún, el Pacto reconoce también la necesidad de mejorar la representación en el Consejo de grupos de países y regiones como África, Asia-Pacífico y América Latina y el Caribe”, indicó Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina.
La disociación del Pacto para el Futuro coloca a Argentina en una posición de rechazo semejante a la adoptada por determinados países, como Corea del Norte, Rusia, Irán, Bielorrusia, Nicaragua y Siria. Estos seis estados presentaron una propuesta de enmienda al borrador del Pacto que se iba a votar el fin de semana, intentado limitar sus efectos en asuntos pretendidamente inherentes a las jurisdicciones estatales. Pero la misma fue neutralizada por una moción de no acción que obtuvo 143 votos a favor, 7 en contra y 15 abstenciones. Argentina se ausentó directamente de la votación en cuestión.