viernes, 30 de diciembre de 2011

"Aumenta el autoritarismo político del gobierno"


opinión


Corrían allá por fines del 2007 los últimos días del gobierno de Néstor Kirchner, cuando llegó a la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia el expediente de la fusión de Multicanal con Cablevisión, la que, de materializarse, pondría el 70% de la televisión por cable en manos del grupo Clarín. El presidente de dicha Comisión, José Sbatella, se opuso a la misma, señalando que habría entonces un monopolio mediático mayor aún al que ya existía. El encargado de ir a convencerlo de parte del presidente, fue Carlos Zanini, Secretario Técnico de aquel.

“Pepe, dejate de jorobar” le dijo al díscolo, “nuestro modelo debe ser como el coreano: uno o algunos grandes monopolios por área de la economía, y un Estado fuerte capaz de controlarlos”. “En los medios de comunicación -agregó- Clarín es un aliado de nuestro proyecto, de allí que es bueno que sea dominante”. No lo pudo convencer, Sbatella tuvo que renunciar y la fusión se materializó.

Sin embargo el amigo Magnetto, que cenaba en Olivos, resultó no ser tan amigo, y en cuanto vio una veta propicia se pasó a la contra. El gobierno se la juró y lo caracterizó como la versión autóctona del eje del mal. Nos informó también a todos los argentinos y argentinas que debíamos optar: con los K o con Clarín; y tras cartón se puso a armar su propio monopolio mediático distorsionando la nueva ley de radiodifusión, que debió haber venido a democratizar, pluralizar, y es usada para concentrar, solo que ahora a favor del oficialismo.

Como es consciente el kirchnerismo de la inconveniencia política de mostrar abiertamente un monopolio gubernamental de las comunicaciones, buscaron ver la manera de reemplazar el monopolio privado de Clarín, ahora pasado al enemigo, por algún otro monopolio, privado pero amigo. Primero intentaron colar en la redacción de la ley de radiodifusión la posibilidad de que las telefónicas ocuparan la parte del león del mercado. Pero eso fue descubierto, y ante el riesgo de que por ello la ley no saliera, negociaron y la norma vedó en parte importante esa posibilidad. No obstante, lejos de bajar los brazos, siguieron buscándole la vuelta. Ahora van de la mano del grupo Vila-Manzano (“son peor que Clarín” dijo Verbistky), que eran hace dos años enemigos jurados y ahora son sus nuevos socios. El concepto que sigue vigente, ayer con Clarín hoy con Vila-Manzano, es que el gobierno tiene que controlar lo mas monopólicamente que pueda los medios de comunicación.

Pero el modelo “coreano” a que refería Zanini no era solo una cuestión circunscripta a los medios, más allá de la importancia de estos, sino que era la visión -no pública, claro está- ya para ese entonces del kirchnerismo, respecto del país a moldear en el tiempo.

De allí que poco después Kirchner decidiera ir de presidente del PJ. Si de hacer un país con peso determinante de los monopolios -nacionales o extranjeros- se trataba, pocas dudas caben que la “transversalidad” no era el instrumento político idóneo; mucho mejor para ello era y es el justicialismo que acompañó Menem y a Duhalde.

Sin embargo en la primera mitad del mandato de Cristina se encontró el kirchnerismo con situaciones inesperadas que le comieron parte sustancial de su consenso político: la derrota en la pelea por las retenciones móviles, la crisis internacional y el revés en las elecciones del 2009. No tenían condiciones para avanzar en el modelo concentrador, primero había que remontar la cuesta política; y eso, como indica todo manual, se hace con buenos salarios, congelamiento de tarifas, subsidios a los que menos tienen, y no con muchas concesiones a los que más poseen. Por allí fueron entonces, aprovechando que el contexto internacional lo permitía. No abandonaron por cierto la estrategia de concentrar la economía, basta ver la evolución de las 500 principales empresas del país para corroborarlo. Pero tuvieron que hacerlo a ritmo cansino. Recuperar fuerza política era lo prioritario. Y lo lograron con creces, allí está el 54% de los votos para demostrarlo.

¿Y qué harán ahora con ese capital político, un modelo nacional y popular como gustan decir? Ojalá, aunque lo dudamos bastante. Mas posible, estimamos, que con todo el disimulo y el disfraz posible, busquen avanzar en el modelo mentado hace varios años atrás: economía monopolizada (es bueno analizar con detenimiento las intervenciones de Moreno en los mercados) y Estado disciplinador; tanto de los empresarios que no se alineen, como de los sectores populares que pidan más de la cuenta. Bonapartismo le decían antes los pensadores de la izquierda. La crisis mundial y su impacto aquí puede ayudarlos, en el capitalismo siempre son usadas para concentrar la economía.

Por lo tanto conviene abrir algún paragua. Nos dicen que la ley antiterrorista no es para reprimir la protesta social sino para evitar las corridas cambiarias y otras maniobras desestabilizadoras del establishment; que lo de papel prensa es exclusivamente para joderlos a Clarín y La Nación, de ninguna manera para -además- manejar la provisión de papel de diario; el trabajo de inteligencia ilegal, de espiar nuestros correos y teléfonos, sostienen -en privado- es para controlar al Grupo A, no para los opositores por izquierda; a Moyano lo hostigan -ahora- porque quiere más poder de la cuenta, no porque, además, es menos dócil que aquellos con los que buscan remplazarlo; sostienen que La Cámpora es la JP de estos tiempos, llamada a continuar el modelo progre, nunca una fuerza de funcionarios bien pagos, de doble discurso y con una conducción dócil a cualquier mandato; cuando la policía federal es cómplice de asesinatos (Indoamericano, Mariano Ferreyra), o cuando los ejecutan empresarios y/o gobiernos provinciales aliados (Ledesma, Formosa, Santiago del Estero), ellos, el gobierno, nunca tienen nada que ver, son solo cortadas por la libre de aquellos, excesos; cuando se montan persecuciones, como al Pollo Sobrero, es problema de los jueces, que son por supuesto independientes; y el apoyo a las mismas de funcionarios como Hánnibal Fernández son solo un exabrupto.

Más vale, con un gobierno proclive a la monopolización, como indica una larga experiencia, alertarse cuando aparecen las señales autoritarias. Aunque las pinten por zurda.

Por Humberto Tumini
MOVIMIENTO LIBRES DEL SUR - FRENTE AMPLIO PROGRESISTA