sábado, 11 de mayo de 2013

Más jóvenes en el programa Adolescencia


política

Más de 9 mil jóvenes porteños participan actualmente de actividades deportivas, culturales y recreativas en el marco del programa Adolescencia, dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de la Ciudad, lo que demuestra un crecimiento de 1500 por ciento en la participación en los últimos cinco años. Así lo indica el del informe presentado anoche por la titular de la cartera social, Carolina Stanley, en el Instituto Bernasconi.

El crecimiento de participantes del programa tuvo una fuerte alza, ya que arrancó solo con 600 jóvenes en 2008; 3 mil en 2009; 5 mil en 2010; 6 mil en 2011; 7 mil en 2012, hasta llegar a los más de 9 mil que participan actualmente. Asimismo, las instituciones participantes aumentaron de 14 (2008) a 35 en 2013, mientras que los talleres pasaron de 30 en el 2008 a 430 en este momento.

El Programa Adolescencia de la Dirección General de Niñez y Adolescencia del Ministerio de Desarrollo Social promueve la inclusión social y el pleno goce de derechos de los/las adolescentes a través de su participación en actividades culturales, deportivas, de ciencia y tecnología y de capacitación que les permitan visualizar, enriquecer y potenciar sus proyectos de vida. Está dirigido a adolescentes que tengan entre 14 y 18 años de edad e integren hogares en situación de vulnerabilidad social con domicilio en la Ciudad; contemplando la posibilidad de permanecer en el mismo hasta los 21 años de edad atendiendo a su proceso de Inclusión Social.

En este programa se estimulan las potencialidades y la capacidad creadora de los adolescentes a través de la expresión artística, se favorece el acceso por parte de los jóvenes a las nuevas tecnologías de información y comunicación como una herramienta de integración social, promoviendo la práctica de actividades físicas y deportivas orientada al desarrollo de la personalidad, el trabajo en equipo y el cuidado de la salud.

También se fomenta el sostenimiento y/o reinserción de los jóvenes en el sistema educativo formal, para generar espacios de orientación vocacional brindando herramientas para una futura inserción socio-laboral y con asistencia material para el sostenimiento de las actividades de los adolescentes, para contribuir al desarrollo de la autonomía y la participación activa de los jóvenes en la construcción de su proyecto de vida.