martes, 3 de julio de 2018

Vecinos de San Telmo, Barracas y Montserrat protestaron por la construcción de una obra


política

Después de un año y medio de reuniones con la empresa desarrolladora y el estudio de arquitectura, pedidos de informes a la Defensoría del Pueblo, denuncias a la Fiscalía, notas a la Legislatura y al Ejecutivo porteño, los vecinos de San Telmo, Barracas y Montserrat, agrupados en la asociación Casco Histórico Protege, salieron a la calle a mostrar por qué se oponen al avance de la construcción del Astor, una mole de 405 unidades que se edificará sobre las calles Caseros y Bolívar, en el Casco Histórico de la Ciudad.

Unos doscientos vecinos, con frío y neblina, llenaron de rojo infracción la esquina donde el GCBA dio el visto bueno para que se construya la mole que viola la normativa vigente de edificación para la zona (APH), con un dudoso estudio de impacto ambiental y que carece de empatía con la estética y escala barrial. “No hay manera de que nuestra zona soporte la cantidad de energía que tomará, el tránsito de vehículos, la subida inmobiliaria que provocará y además, vemos que no tienen intención de una buena relación con el barrio ya, que, por ejemplo, trabajan a las 4 de la madrugada, a pesar de las constantes denuncias a la Fiscalía y a la policía que realizan los vecinos linderos”, dicen en Casco Histórico Protege.

La normativa del Código de Planeamiento actual para la zona, especifica una altura máxima permitida de 13 metros en calle Bolívar y de 22 para la avenida Caseros, pero el gobierno porteño dio el visto bueno para que el Astor rompa la escala de construcción de APH, y tenga 28,5 metros.

“Queremos que el casco histórico de la Ciudad se ponga en valor, no que se le de este valor horrendo e ilegal”, explicaron, reunidos en la esquina mientras juntaron firmas, repartieron volantes explicativos y mostraron en plotters y pancartas el conflicto.

La agenda de la asociación tiene varios temas en el frente: los edificios fuera de normativa, la expulsión de vecinos y comerciantes del barrio que se van por cuestiones económicas – problemática conocida en el mundo como gentifrication-, su proyecto de conseguir una plaza en la esquina (Independencia y Bolívar), donde se demolió hace diez años la casa del arquitecto Benoit, el levantamiento de adoquines y vías del tradicional tranvía, el pésimo estado de las veredas, luminarias, la sala de salud y la discusión del proyecto de nuevo Código Urbanístico que el gobierno porteño quiere aprobar en los próximos meses.

El domingo 15 de julio a las 13,30, volverán a autoconvocarse frente al “mamotretito” de Independencia y Perú, que también viola las leyes vigentes.