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Greenpeace lanzó hoy una campaña pública para exigir que las empresas productoras e importadoras de pilas y baterías se responsabilicen por la gestión de los residuos de estos artefactos una vez finalizada su vida útil y alertó sobre los impactos que esta clase de residuos peligrosos generan en el ambiente y la salud cuando son desechados.
La organización ambientalista presentó su reclamo en el Obelisco, en donde un grupo de activistas caracterizados como las mascotas y con los logos de las marcas de pilas y baterías más reconocidas del mercado fue “detenido” por la “policía”, acompañados por una pila inflable de 6 metros de altura y un cartel con la leyenda “el que contamina, paga”.
Greenpeace advirtió, además, que todas las pilas, tanto primarias como secundarias contienen componentes tóxicos, por lo que deben recibir un tratamiento acorde a sus compuestos. Asimismo, recordó que en la actualidad la totalidad de las pilas y baterías que se desechan terminan en rellenos sanitarios comunes y en basurales a cielo abierto, único destino de la basura en la mayor parte del país.
“El consumo de pilas y baterías tiende a incrementarse año tras año, no sólo por el crecimiento de la población sino también por el incesante aumento de la cantidad de aparatos eléctricos y electrónicos que las utilizan”, señaló Yanina Rullo, integrante de la campaña contra la Contaminación de Greenpeace. “La gestión de este tipo de residuos representa un enorme problema para los diferentes municipios que tratan de crear planes de recolección de pilas que luego no reciben el tratamiento adecuado”, agregó Rullo.
Si bien las pilas y baterías representan un porcentaje bajo del volumen total de residuos sólidos urbanos son, junto a los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, una de las corrientes con mayor aporte de metales pesados. Todas las pilas contienen metales peligrosos como cadmio, mercurio, plomo, manganeso, níquel, zinc y litio. En países como Francia, Canadá, Suecia o España existen recicladores que tratan estos residuos y recuperan sus materiales para ser utilizados nuevamente por la industria. Hoy en día se puede recuperar hasta un 90% de los materiales de las baterías recargables y cerca de un 50% de las pilas comunes, sin embargo en Argentina se siguen enterrando con los residuos comunes generando contaminación y el derroche de recursos.
Según Rullo, “el resultado del Programa de recolección de pilas y baterías agotadas llevada a cabo por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a través del cual se acopiaron 10 toneladas de estos desechos que hoy tienen destino incierto, es una muestra de lo que pasa en todo el país. Son las empresas importadoras las que deben encargarse de darle la mejor gestión y tratamiento a los residuos de sus propios productos, empezando por estas 10 toneladas”.
Greenpeace impulsa que el principio que establece la Responsabilidad Extendida del Productor alcance el estatus de ley nacional de gestión de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, para que la población, a través de sus impuestos, y los gobiernos locales dejen de ser los responsables de administrar la contaminación de los dispositivos eléctricos y electrónicos.
“Las pilas y baterías junto con el resto de los aparatos eléctricos y electrónicos se encuentran hoy en una zona gris con respecto a la legislación vigente en materia de residuos. Por un lado corresponden a los residuos domiciliarios porque surgen del flujo habitual de los residuos domésticos, pero por el otro cumplen con los criterios de residuos peligrosos, por sus componentes”, señaló María Eugenia Testa, directora Política de Greenpeace. “Es necesario que, para este tipo de residuos, se establezca el principio de Responsabilidad Extendida del Productor, que amplía la responsabilidad legal y financiera de los fabricantes e importadores una vez finalizada la vida útil de estos artefactos”, concluyó Testa.
Por otro lado y a través de su página web, la organización ambientalista invita a los consumidores de pilas y baterías a pedirles a las empresas que se hagan cargo de las pilas y baterías usadas. Hasta hoy, en sólo una semana, más de 40 mil personas enviaron su demanda a las empresas.