opinión
La patria es el otro. Cliché de moda en la última década. Década llena de sentidos vacíos. Vaciada justamente por la ausencia de la palabra del otro.
Ariel Velásquez era ese otro. Era la patria.
La presidente volvió a matar a Velasquez ayer. Volvió a matarlo al negarlo como otro. No podía ser militante radical. Tenía que ser kirchnerista. Aunque ningún kirchnerista lo haya reclamado para sí durante los últimos quince días de su agonía. Dónde estaba la escuela de Tupac Amaru éstos últimos quince días? Donde estaba la presidente? Donde estaba la patria mientras Velásquez agonizaba?
El milenarismo indigenista que proclama la vuelta del inka siempre se rebeló contra el poder, nunca pensaría, Condorcanqui, aliarse al poder para subyugar a su propio pueblo, eso sería más bien, un falso inka. Eso parece ser Milagro Sala. Una falsa inka.
Y una falsa patria es aquella que niega y mata al otro. Al que piensa distinto. Falsa patria es la que monologa horas vanas justificando la muerte en cadena nacional.
Eso no es patria.
Por eso, desde nuestra fundación, reclamamos el esclarecimiento inmediato de la muerte de Ariel, reivindicamos el derecho a la libertad de expresión política y urgimos a la presidente de la nación a garantizar este derecho y a condenar públicamente este crimen.
También, nos solidarizamos con nuestros compañeros jujeños amenazados y hacemos responsable a la presidente de la Nación, por cualquier hecho grave que provoque Unidos y Organizados en esta campaña.
Por último, llamamos a respetar al otro recordando nuestra bandera más preciada: Somos la vida, somos la paz.
Alejandro De Angelis y Sergio Duarte. Presidente y Vicepresidente respectivamente del Instituto Lebensohn