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Las comunidades de montaña precisan garantías sobre la tenencia de la tierra, acceso a los recursos para las explotaciones familiares e infraestructuras básicas para mejorar sus medios de vida y alcanzar una seguridad alimentaria, afirmó hoy la FAO.
Con motivo del Día Internacional de las Montañas, esa agencia de la ONU divulgó un informe que revela que el 40% de las comunidades de esas zonas en los países en desarrollo, es decir, unos 300 millones de personas, padecen inseguridad alimentaria y la mitad de ellos sufre hambre crónica.
El estudio subraya también el papel de las montañas como proveedoras de agua dulce a la mitad de la población mundial y como reservorios de diversidad biológica y asevera que los campesinos que las habitan han sido los custodios de ese valioso patrimonio.
En este contexto, el subdirector general de la FAO para Bosques, Eduardo Rojas-Briales, llamó a aprovechar las discusiones de la agenda de desarrollo post 2015 para garantizar el desarrollo sostenible de las montañas.
“Elevar el perfil de los agricultores de montaña y apoyarles con un entorno normativo propicio beneficiará tanto a la población de montaña como a la que vive en las tierras bajas, y que se beneficia de sus productos y servicios”, apuntó.
La FAO recordó que la agricultura familiar en las regiones montañosas experimenta una rápida transformación debido al crecimiento demográfico, la globalización económica, la difusión de estilos de vida urbanos y la migración de hombres y jóvenes a zonas urbanas.
Esto supone un aumento de la carga de trabajo para las mujeres, mayor presión sobre los recursos locales y el aumento de la vulnerabilidad de los agricultores de montaña frente a los cambios globales.
Para afrontar esta nueva realidad, la FAO recomienda diversificar los ingresos de comunidades de montaña mediante la participación en actividades no agrícolas como el turismo y la comercialización de la artesanía local.