miércoles, 31 de marzo de 2010

PENA DE MUERTE: AMNISTÍA DESAFÍA EL SECRETISMO DE CHINA


internacional

Amnistía Internacional ha desafiado hoy a las autoridades chinas a revelar el número de personas que ejecutan y condenan a muerte con motivo de la publicación de su análisis sobre la pena de muerte en el mundo en 2009. El informe, titulado Condenas a muerte y ejecuciones en 2009, revela que al menos 714 personas fueron ejecutadas en 18 países y al menos 2.001 personas fueron condenadas a muerte en 56 países el año pasado.

Estos datos no incluyen los varios miles de ejecuciones que con toda probabilidad se llevaron a cabo en China, donde la información sobre la pena de muerte sigue siendo secreto de Estado.

Para poner en evidencia la falta de transparencia de China, Amnistía Internacional ha decidido no publicar sus propios datos mínimos sobre condenas a muerte y ejecuciones en China en 2009. Los cálculos basados en la información que existe a disposición del público reflejan muy por debajo el verdadero número de personas que el Estado ha matado o condenado a morir.

“La pena de muerte es cruel y degradante, y constituye una afrenta a la dignidad humana” ha afirmado Claudio Cordone, secretario general provisional de Amnistía Internacional.

“Las autoridades chinas aseguran que se están llevando a cabo menos ejecuciones. Si eso es verdad, ¿por qué no dicen al mundo a cuántas personas ejecuta el Estado?”

La investigación de Amnistía Internacional demuestra que los países que todavía cometen ejecuciones son la excepción y no la norma. Además de China, los principales Estados ejecutores fueron Irán, con un mínimo de 388 ejecuciones, Irak, con un mínimo de 120, Arabia Saudí, con un mínimo de 69, y Estados Unidos, con 52.

En 2009, la pena capital se aplicó profusamente en China, Irán y Sudán para enviar mensajes políticos, acallar la oposición o promover programas políticos, según el informe de Amnistía Internacional.

En Irán se sabe que se llevaron a cabo 112 ejecuciones en las ocho semanas transcurridas desde las elecciones presidenciales del 12 de junio hasta la investidura de Mahmud Ahmadineyad, el 5 de agosto, para cumplir su segundo mandato de presidente.

En el informe se aborda el carácter discriminatorio del uso de la pena de muerte en 2009, impuesta de manera desproporcionada a personas pobres, pertenecientes a minorías o a comunidades étnicas y religiosas, a menudo después de juicios manifiestamente injustos.

Con todo, las cifras también demuestran que en 2009 el mundo prosiguió su avance hacia la abolición. El número de países que han eliminado por completo la pena capital de su legislación se elevó a 95 cuando Burundi y Togo abolieron la pena de muerte para todos los delitos.

Por primera vez desde que Amnistía Internacional documenta los datos sobre la pena de muerte en el mundo, no hubo ejecuciones en Europa en 2009. Bielorrusia es el único país de la región que sigue aplicando esta pena. En toda América, Estados Unidos fue el único país que llevó a cabo ejecuciones.

“El número de países que realizan ejecuciones es menor que nunca. Como ya sucedió con la esclavitud y con la práctica del apartheid, el mundo rechaza semejante oprobio para la humanidad –señaló Claudio Cordone–. Cada vez nos acercamos más a un mundo libre de la pena de muerte pero, hasta ese día, debemos oponernos a cada ejecución prevista.”

Foto: Pintura de Delara Darabi