jueves, 31 de julio de 2014

“El beneficio de la duda” de José Montero llega al Teatro El Tinglado


espectáculos

El domingo 10 de agosto a las 21.30 se estrena “El beneficio de la duda” de José Montero en El Tinglado, ubicado en Mario Bravo 948 del barrio de Palermo.

Este interesante texto con toques de humor negro y una gran carga de ironía, está interpretado por Santiago Caamaño (nominado al premio ACE revelación por su trabajo en “El cuidador”) y Aníbal Grillo. La dirección es de Leonardo Gavriloff (“Fresa y chocolate”). Las funciones serán los días domingos a las 21,30, las reservas pueden realizarse al 4 863 1188 y el valor de la entrada es de $100.

Sobre la obra: Hugo es un personaje mediático que mató a su mujer. Acude con urgencia a pedir ayuda a su amigo Juan, que es abogado especialista en estos casos. De ahí, en tres momentos plagados de humor negro, acido e irónico, Juan ira tejiendo las redes para encontrar una solución y para liberarlo de la culpa y cargo, llegando a plantear el beneficio de la duda como medio de resolución... ¿podrán lograrlo?

Evidentemente la mezcla de ficción y realidad en distintos crímenes sucedidos en los últimos tiempos en nuestro país, ponen de manifiesto la falta de autenticidad legal ante estas situaciones, donde lo "verdadero" pasa a segundo plano, sobrepasando el limite generado por la morbosidad y corrupción jurídica y que es magnificado aún más, por el consumismo del mundo mediático que nos rodea.

Por otra parte el Femicidio, lamentablemente tan habitual en estos días, nos hace ver que estamos envueltos en una vorágine de situaciones dentro de la cultura machista, provocando ideas confusas para poder esclarecer este tipo de situaciones violentas contra el género femenino, adjudicando al rol de la mujer como un ser histérico, endemoniado y a veces perverso, pero dejando de lado la posibilidad de que el agresor sea realmente el culpable de un asesinato, y ubicándolo en el lugar de enfermo para justificar este hecho de violencia, pudiendo así salir en libertad, reinsertarse en la sociedad, pero con el peligro de encontrar otras víctimas en el camino.