miércoles, 13 de enero de 2010

TRATAN LAS CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS DE LA OLA DE INSEGURIDAD EN COUNTRIES


sociedad

A pocos días del inicio del nuevo año la ola de inseguridad volvió a atacar a los countries, esta vez en Pilar.

Más allá de las consecuencias lógicas de un hecho de inseguridad, según especialistas del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA), con sede en Pilar -uno de los distritos con mayor concentración poblacional en countries y barrios privados-, en los últimos meses crecieron las consultas debido al aumento de la inseguridad en la provincia de Buenos Aires.

Las consultas son en su mayoría por pacientes que sufren Estrés Postraumático, ataques de pánico y ansiedad social como consecuencia de haber sido protagonista o testigo de un hecho delictivo.

Las consecuencias de la inseguridad: los trastornos de ansiedad

El Estrés Postraumático sucede, según explicó la licenciada Gabriela Martínez Castro, Directora del CEETA, "luego de un acontecimiento traumático donde se ha puesto en peligro la vida del individuo o ha presenciado una situación de riesgo que lo lleva a revivir en cualquier momento del día el episodio con todos los sentidos".

Además, la Directora del CEETA indicó que “la situación traumática de ser robado, tomado como rehén, ver violentada su intimidad, poniendo en peligro la integridad psicofísica propia o la de un ser querido, puede provocar múltiples trastornos en la persona”, hasta el punto de llegar a tener conductas de temor hacia los demás, aplanamiento afectivo, embotamiento y depresión.

Si bien no es malo sentirse ansioso, ya que como aclara la terapeuta “todos tenemos ansiedad, porque es algo corriente en los seres humanos”, la misma debe moverse dentro de determinados parámetros para que sea benévola sino “cuando supera límites normales la ansiedad comienza a ser un problema, porque produce un deterioro en la calidad de vida de la persona, y es ahí cuando estamos frente a un trastorno”.

Para quienes ya padecían alguna de estas enfermedades la situación puede resultar en que se les ve exacerbada la patología, o bien involucionan en el tratamiento.

Respecto de los ataques de pánico, presenta síntomas físicos: “el paciente experimenta la sensación de estar cerca de la muerte, o la locura, sufre taquicardia, falta de respiración, ahogo, entre otros efectos”, dice Martínez Castro. Por lo general el primer episodio de pánico no se olvida jamás, a partir de allí es normal que el que lo ha sufrido tenga la sensación de que pronto volverá a ocurrirle. “Quienes tienen ataques de pánico no pueden quedarse solos, porque a partir de que viven el primer ataque, su conducta cambia completamente; evita lugares donde sufrió la crisis, procura no realizar la acción que realizaba al momento de manifestarse el pánico; en fin, su conducta se ve limitada y la vida del paciente se restringe hasta el aislamiento”, explica Gabriela Martínez. Esta tipología en particular de trastornos de ansiedad, suele avanzar rápidamente y tiene consecuencias graves.

Y por último, el trastorno por ansiedad social que suele desarrollarse por el temor a salir o estar con gente debido al hecho de violencia e invasión a su intimidad que sufrió.

El tratamiento

La directora de CEETA asegura que "todos estos trastornos se recuperan con un tratamiento específico de terapia cognitivo-conductual (TCC) y la posible aplicación de medicación, en caso de ser necesario".

El tratamiento es breve, conducido por expertos en la materia, de forma tal que el paciente debe estar de alta a los 4/6 meses de haberlo iniciado, habiendo recuperado sus actividades habituales, sin sintomatología física ni emocional.