opinión
El subsecretario General de la Presidencia, Gustavo López, recordó cuando le tocó defender la exposición "Retrospectiva" de León Ferrari, quien falleció esta mañana. Lo calificó como "el más importante de los artistas plásticos contemporáneos y un hombre comprometido con su tiempo".
Hoy falleció León Ferrari, el más importante de los artistas plásticos contemporáneos y un hombre comprometido con su tiempo.
Siendo secretario de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires me tocó vivir un hecho trascendente en la vida cultural del país y que, en lo personal, me va a acompañar a lo largo de mi vida. Tensionante y maravillosa al mismo tiempo, la exposición Retrospectiva de León Ferrari o, si se prefiere, el “caso Ferrari” de defensa de la libertad de expresión, que culminó con un fallo judicial y que, como nunca, sentó jurisprudencia en la materia, marcó un antes y un después en la gestión cultural de las últimas décadas.
Esa muestra consiguió no sólo batir los records de público del centro Cultural Recoleta,sino que generó un debate sobre el rol del artista, el Estado, la Iglesia y la libertad de expresión como hacía 50 años no se daba en nuestro país. Se escribieron más de 200 artículos periodísticos, en la Argentina y en el mundo. Fue clausurada y reabierta por la justicia y con un fallo emblemático del juez Corti, las futuras generaciones se pueden sentir seguras, ya que la libertad de expresión quedó plenamente garantizada judicialmente por obra de León.
Parece que el comienzo del nuevo siglo, quizás como respuesta brutal a un neoliberalismo no menos brutal, puso nuevamente en el tapete el debate sobre los Estados de derecho y las religiones. Son muchas las sociedades que sufren en carne propia las consecuencias de la intolerancia, con atentados suicidas, persecuciones o deportaciones y amenazas de nuevos holocaustos.
En su obra, León Ferrari plantea lo contrario. Desnuda, hasta hacerlas sangrar, las consecuencias de estas aberraciones.
La libertad implica tolerancia, disenso, respeto.
Con sus más y sus menos, la polémica desatada por la exposición de León Ferrari nos permitió reflexionar sobre la vida en sociedad ¿Qué más podemos pedir?
En definitiva, conocí a un hombre íntegro, fuerte frente a la adversidad, tierno como un niño y con las convicciones y la fuerza de un león.
Nos deja su obra, material e inmaterial y se lleva el título de maestro, al que hay que imitar, recordar y venerar.
Hasta siempre.
Gustavo López
Secretario de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires 2003-2006
Subsecretario General de la Presidencia de la Nación