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Detalle de una de la obras de Minujín |
"Minujinda”. Se trata de una parte de la instalación que la artista presentó en 1985 en el Centro Cultural Recoleta. La obra original, eran 21 salas de un recorrido que tenía que atravesar el espectador con situaciones creadas por la tecnología. En la entrada 3 personas vestidas de blanco le mostraban el ingreso al público, que tenía que decidir entre “el camino de la inteligencia” o “el camino de la belleza”. Al entrar a través de unas siluetas recortadas en acrílico, comenzaba la acción. La gente entraba en grupos de 30 y se tenía que sacar los zapatos. Pasaban por salas con computadoras, proyecciones, sonidos, olores, un espacio donde los espectadores eran maquillados, otra sala donde eran fotografiados, un lugar de reflexión adentro de un Minotauro realizado en malla de metal, una cama por la que tenían que pasar rodando, hasta la salida final.
Como tantas otras instalaciones de la artista, este trabajo se inscribe dentro del arte de acción realizado en trabajos como La Menesunda y El Batacazo (1965). Del “Laberinto Minujinda” original, hoy se exhiben unos paneles pintados que fueron rescatados de su taller. De manera extraordinaria se presenta lo único que sobrevivió de aquella instalación efímera. Forman parte de la sala psicodélica que invita al espectador a mirar los cuadros a partir de los componentes abstractos que conforman una pintura, colores, rayas, puntos, triángulos, círculos y espirales, envolviendo al público en una ambientación de colores.
Laura Batkis escribe en el prólogo de la muestra que “Minujín fue pionera del arte de acción y el situacionismo, tanto en sus Environments (Ambientaciones) como en los Happenings (Sucesos) y en el Arte de los Medios. Y es notable como todas esas manifestaciones efímeras hoy son parte de la vanguardia del arte contemporáneo, que bajo la denominación de “estética relacional” conciben al espectador como parte activa de la obra, con la que establecen una relación vivencial. En “Labertinto Minujinda” (1985), amplía el recorrido a una escala arquitectónica en el emplazamiento del Centro Cultural Recoleta. Una vez más el arte es un activador de vivencias inesperadas pero en este caso profundiza su actividad con los medios masivos de comunicación (“Simultaneidad en Simultaneidad", 1966) para elaborar un recorrido con situaciones creadas por la tecnología.
El entusiasmo de la hiperconectividad tecnológica termina hoy siendo una trampa en la que todos estamos inmersos, fatigados por la recarga informativa de mensajes vacíos. Una vez más Marta Minujín imaginó una profecía que hoy cobra un nuevo sentido. Como el Minotauro de Borges en “La casa de Asterión”, somos los habitantes de un laberinto, perdidos en la eterna soledad de la condición humana”.
Marta Minujín nació en Buenos Aires en 1941. Estudió en las escuelas nacionales de Bellas Artes Manuel Belgrano y Prilidiano Pueyrredón. En 1961 expuso en la Garlería Lirolay y viajó a París becada por la Embajada de Francia. Allí participó de la muestra “30 argentinos de la nueva generación. Pinturas, esculturas, objetos” (Galerie Creuze, 1961). De vuelta en Buenos Aires, en 1962, participó de la muestra “el hombre antes del hombre” en la Galería Florida, y ese mismo año realiza una muestra individual en la Galería Lirolay. En 1963 es becada nuevamente y vuelve a París. En Junio de ese año realiza su primer happening, “Destrucción” en el que quema las obras realizadas hasta el momento intervenidas por sus amigos artistas en París. Ya en Buenos Aires en 1964 obtiene el Premio Di Tella. En 1966 recibió la Beca Guggenheim con la que viajó a Estados Unidos para presentar su obra “Minuphone” (1967). A partir de allí recibió más de 17 becas que la llevaron a realizar exposiciones en todo el mundo.