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El Santo Padre ha aceptado la dimisión del cardenal Tarcisio Bertone, al oficio de Secretario de Estado según el canon 354 del Código de Derecho Canónico pidiéndole, sin embargo, que permanezca en su cargo hasta el próximo 15 de octubre de 2013, con todas las facultades propias del mismo. Al mismo tiempo ha nombrado al arzobispo Pietro Parolin, actualmente nuncio apostólico en Venezuela como nuevo Secretario de Estado. El arzobispo tomará posesión de su cargo el 15 de octubre de 2013.
Monseñor Pietro Parolin nació en Schiavon (Italia) en 1955 y fue ordenado sacerdote en 1980. Es licenciado en Derecho Canónico. Entró en el servicio diplomático de la Santa Sede en 1986 y ha trabajado en las representaciones pontificias en Nigeria y México y en la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado de la que fue nombrado Subsecretario en 2002. En 2009 fue nombrado nuncio apostólico en Venezuela y elevado al mismo tiempo a la dignidad arzobispal. Fue ordenado obispo por el Papa Benedicto XVI el 12 de septiembre del mismo año.
En el momento de conocer su nombramiento, el arzobispo Parolin ha dado las gracias al Santo Padre manifestando su “completa disponibilidad” y su voluntad de colaborar con él y bajo su guía para “la mayor gloria de Dios, el bien de la Santa Iglesia y el progreso de la paz y la humanidad para que encuentre razones para vivir y esperar”. Asimismo ha hecho extensivo el agradecimiento a todos los que han formado parte de su vida tanto en las parroquias en las que ha prestado servicio como en los países donde ha desempeñado su labor, al Papa Benedicto XVI, al cardenal Tarcisio Bertone, a la Secretaría de Estado que ha sido “su casa durante tantos años” y a los colegas y miembros de la Curia.
“Entro con trepidación, pero también con confianza y serenidad -escribe- en este nuevo servicio al Evangelio, a la Iglesia y al Papa Francisco, dispuesto -como él nos ha pedido desde el principio- a caminar, edificar-construir y confesar”.
“Y que la Virgen -concluye- que a mi me gusta invocar con los títulos de Monte Berico, Guadalupe y Coromoto, nos de el valor para caminar en presencia del Señor, con la Cruz del Señor, de edificar la Iglesia sobre la sangre del Señor que derramó sobre la Cruz; y de confesar la única gloria, el Cristo crucificado. Y así la Iglesia irá hacia delante. Y como se dice en Venezuela: “¡Que Dios les bendiga!”.