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Este fin de año el sello argentino pequeño editor celebra una década dedicada a producir de manera autogestiva libros ilustrados para chicos y adultos, buscando siempre concretar productos gráficos que apuestan a la experimentación en lo visual, en lo literario y en la fusión de ambos lenguajes.
Pequeño editor, fundada por el artista gráfico Diego Bianchi (Bianki) y la escritora Ruth Kaufman, nació en 2002 de un fuerte interés artístico y de la dificultad de publicar materiales menos convencionales en los grandes sellos. Desde entonces, se aventuró a propiciar un vínculo más lúdico con el lector. La apuesta, según Kaufman, es "a ese encuentro entre el niño y el adulto leyendo juntos, compartiendo los libros; a ese cruce en el que los adultos compran para sí libros para chicos o los compran para sus hijos pero luego pasan a formar parte de sus propias colecciones". Los primeros títulos fueron de poesía contemporánea en formato de libro álbum y unos pequeños libros objeto que forman hoy laicolección fuelle, integrada por obras de Liniers, Inés Trigub, Pablo Cabrera, Gusti y Elenio Pico, entre otros. Estos libros, marca identitaria de pequeño editor, se abren como una caja de fósforos y se despliegan como un bandoneón. Porque la idea era y sigue siendo "salir de las zonas esterotipadas de los libros para chicos para ubicarse entre aquellas otras, de mucha libertad y búsqueda estética”.
En esta década, además de editar y publicar con espíritu artesanal 36 títulos (de cuento ilustrado, historieta, diseño y una colección especial que cruza la mirada científica o social con el arte), pequeño editor ha funcionado simultáneamente como un espacio de gestión cultural, realizando distintas acciones que propician el encuentro entre la obra, sus autores y el público.
Desde sus inicios al presente, pequeño editor ha dado a conocer a escritores e ilustradores argentinos en distintos países y ha vendido los derechos de algunos de sus libros a editoriales importantes de Canadá, Alemania, México, España, Francia, Bélgica, Corea, Líbano, Hungría y Brasil. Mientras continúa con esa tarea, que se ha convertido en una de las misiones del equipo, busca generar nuevos canales que le permitan llegar más eficazmente al público de la Argentina. "Y si de futuro se trata, nos gustaría generar plataformas de contenidos digitales que acompañen y enriquezcan nuestros libros.” En cuanto al catálogo, el desafío continúa con la coleccióniVariables gráficas y una colección de poesía contemporánea para adolescentes. Al mismo tiempo, para ampliar la tarea de gestión cultural, se convocará a los autores cercanos al sello para que den talleres de poesía, arte, ilustración, serigrafía, edición. Porque "creemos en compartir esos quehaceres y saberes que permitieron que pequeño editor se fortaleciera y cobrara identidad".