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Puede presentarse en lactantes, niños y adultos, afectando indistintamente a hombres y mujeres.
La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica, no contagiosa, y su particularidad radica en la duración del proceso de recambio de las células de la capa superficial de la piel. El tiempo de este proceso es generalmente de 28 días, pero en pacientes con psoriasis sea realiza en el lapso de entre 3 y 4 días. Se presenta en forma de lesiones cubiertas por escamas blancas y secas, que se pueden desarrollar en codos, rodillas, tronco y cuero cabelludo. En muchos casos puede comprometer las palmas de las manos, las plantas de los pies, las uñas y las articulaciones, provocando una artropatía psoriásica.
Tiene un origen genético, pero puede ser desencadenada por una alteración del sistema inmunológico y múltiples factores externos que provocan o agravan la enfermedad, como pueden ser: el consumo de alcohol y tabaco, stress, infecciones (virus y hongos), algunos medicamentos, las bajas temperaturas y los cambios hormonales.
Esta enfermedad afecta indistintamente a hombres y mujeres de cualquier edad y puede presentarse de las siguientes formas:
- En placas: partes de piel enrojecidas, cubiertas por escamas de plateadas a blancas.
- Pustulosa: similar a granos con pus.
- Eritrodérmica: el enrojecimiento de la piel es generalizado.
- En gotas: aparecen pequeñas manchas entre rojas y rosadas.
- Inversa: el enrojecimiento e irritación de la piel ocurre en axilas, ingle y entre la piel superpuesta.
La psoriasis es una afección que el paciente padecerá durante toda su vida, habiendo periodos en los que desaparezca y otros en los que resurja con mayor intensidad. Los síntomas más frecuentes son: espacios de piel irritados y rojos, piel seca (cubierta con escamas), lesiones genitales, dolor articular, cambios en las uñas (color amarillento, hoyuelos y separación entre la uña y la piel) y descamación abundante del cuero cabelludo.
Además de realizar el tratamiento adecuado, algunos consejos pueden mejorar la calidad de vida del paciente:
Realizar baños o duchas diarias con agua tibia.
Evitar rascar la zona irritada, evitándose probables infecciones.
Reforzar el sistema inmunológico.
Evitar situaciones de stress.
Hacer ejercicio.
Hidratarse correctamente.
No fumar ni beber alcohol.
Comer sano y mantener un peso saludable.
Utilizar calzado cómodo cuando los brotes son en los pies.
Siempre consultar a su médico.
Asesoraron: Dr. Ernesto Crescenti (MN: 50.776), médico, investigador y Director del “Instituto de Inmunooncología Dr. Ernesto J.V. Crescenti” y Dr. Guillermo Martínez Comas (MN: 53.519), Médico dermatólogo.