jueves, 29 de julio de 2010

EXPORTAR Y RECICLAR LAS PILAS ACOPIADAS ES MÁS ECONÓMICO QUE ENTERRARLAS


sociedad

Greenpeace denunció hoy que las 10 toneladas de pilas y baterías recolectadas por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires son de marcas reconocidas y que exportarlas para su correcto tratamiento y reciclado en Europa o Canadá, como estas empresas hacen en otros países, es más económico que enterrarlas en el país en rellenos de seguridad.

Según datos del Gobierno de la Ciudad, la empresa Befesa S.A. (compañía especializada en la gestión integral de residuos peligrosos) presentó un presupuesto en el cual consigna que el costo para el tratamiento de las 10 toneladas de pilas y baterías mediante la disposición final en rellenos de seguridad rondaría los 72.600 pesos. Mientras tanto, y de acuerdo a un presupuesto solicitado por Greenpeace a la empresa Silkers SA, el costo de exportar esas mismas 10 toneladas de residuos de pilas para ser recicladas y lograr recuperar materiales valiosos y evitar el impacto ambiental de su disposición en rellenos, alcanza los 64.935 pesos.

La organización ambientalista exige que las empresas importadoras se hagan cargo legal y financieramente de las pilas y baterías que recolectó el Gobierno de la Ciudad; esto significa que se hagan responsables de la exportación para su posterior reciclado, ya que, en consonancia con la legislación internacional, son las empresas productoras, importadoras o comercializadoras las responsables por la gestión de los residuos de sus propios productos.

“Con un simple vistazo a las toneladas de pilas y baterías acopiadas por la Ciudad se pueden reconocer muchas de las marcas conocidas, Eveready, Duracell, Rayovak, Kodak, Energizer, entre otras. Todas estas compañías hoy se desentienden del destino de los residuos de los productos que colocan en el mercado”, señaló Yanina Rullo, integrante de la campaña de contra la Contaminación de Greenpeace.

Greenpeace resaltó que existen normas en diferentes países del mundo que obligan a las empresas a hacerse cargo del costo de la recolección y tratamiento de esta clase de residuos, como es el caso de la legislación de la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y en el caso de América Latina, la reciente Resolución 1297 del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial de Colombia que establece la Responsabilidad Extendida del Productor para la gestión de este tipo de residuos.

“En otros países, como los que integran la Unión Europea, Canadá o Colombia, estas mismas compañías se hacen cargo de la correcta gestión de sus residuos; sin embargo en Argentina esta responsabilidad está ausente”, señaló María Eugenia Testa, directora Política de Greenpeace.

“La disposición en rellenos de seguridad es el método más difundido en Argentina para los residuos peligrosos, pero al igual que otras técnicas como la vitrificación o la cementización, no sólo son peligrosos sino que además se trata de métodos de aislamiento en celdas de materiales tóxicos que no pierden su condición y se convierten en pasivo ambiental”, declaró Rullo y agregó: “Lo más grave es que, más allá de la disposición en los rellenos de seguridad, en nuestro país enterramos la mayor cantidad de estos residuos a rellenos sanitarios comunes o basurales, lo que genera impactos mayores en el ambiente y la salud de las personas”.

Según el Centro Coordinador del Convenio de Basilea para América Latina y el Caribe, en los países de la región, como Argentina, se consumen 10 pilas por habitante por año, lo que significa más de 400 millones de pilas consumidas anualmente (1). Sólo cruzando esta cifra con el precio promedio de las pilas comunes más usadas -AAA y AA (2)-, considerando un valor promedio de 3 pesos por unidad (3), el volumen de ingresos del sector que comercializa pilas y baterías llega a superar ampliamente los mil doscientos millones de pesos al año ($1.200.000.000). “Si se tiene en cuenta que las empresas obtienen grandes ganancias por colocar en el mercado productos tóxicos y difíciles de reciclar, resulta increíble que hoy se nieguen a hacerse cargo de los residuos de pilas y baterías”, sentenció Rullo.

El reciclado resulta hoy el método de tratamiento más adecuado: tanto las pilas primarias (no recargables o desechables) y secundarias (recargables) o baterías pueden ser recicladas y los materiales que las componen recuperados. La asociación de compañías que producen y comercializan pilas y baterías en Europa -European Portable Battery Association (EPBA)- considera al reciclado como el único método de tratamiento apto para este tipo de residuos frente a cualquier otro tipo de alternativa.