cultura
¿De qué modo puede enfrentar el sector editorial argentino los desafíos de la globalización y los efectos de la digitalización?
Este interrogante fue el eje de la presentación organizada ayer por la Cámara Argentina del Libro (CAL), en el marco de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, durante la cual el especialista en consumos culturales Roberto Igarza mencionó como posible solución la creación de una plataforma colectiva capaz de almacenar, promocionar y distribuir contenidos digitales para la más amplia gama posible de modalidades de consumo, y de la cual podrían participar las 500 editoriales y librerías, en su mayoría pequeñas y medianas, agrupadas en la CAL junto con otras empresas no asociadas a la institución.
Aunque los analistas coinciden en que es probable que a nivel mundial el eBook no exceda en la próxima década el 30% del total del mercado –con diferencias notables entre segmentos sociales, subsectores (infantil, universitario) y géneros (ficción, no ficción)– y en nuestro país sólo el 5% de los libros producidos en 2009 tuvo un soporte distinto del papel y, a su vez, sólo el 12,6% de esa pequeña porción corresponde a libros digitales, los editores argentinos deben ir pensando en posibles modelos de negocios que contemplen la lectura digital.
¿Dejarán las editoriales de ser “productores de libros impresos” para convertirse en “productores de contenidos para múltiples canales de distribución y tecnologías de impresión bajo demanda o a pedido”? Según Carlos de Santos, presidente de la CAL, el modelo tradicional de edición seguramente perdurará junto con el nuevo; no obstante, “la institución debe proponer formas de integración colaborativas e inclusivas ante la nueva realidad”.
Hacia una plataforma colectiva
Por este motivo la Cámara, en la cual funciona una comisión dedicada especialmente al eBook, solicitó a Igarza, doctor en Comunicación Social, la realización del estudio independiente “eBooks. Hacia una estrategia digital del sector editorial argentino”, el cual, según de Santos, servirá como “mapa de un territorio que muta al mismo tiempo que se dibuja su cartografía, pero que permitirá ingresar en un terreno desconocido para la mayoría de nosotros”.
En él, el especialista analiza, entre otras cuestiones, la construcción de la plataforma colectiva, la cual, a su entender, impulsaría decididamente la digitalización del acervo editorial, funcionaría como el elemento catalizador para la reconversión industrial y permitiría articular oferta y demanda en un espacio virtual de amplia diversidad cultural.
Para de Santos, la industria editorial estaría en condiciones de afrontar una solución como la propuesta sólo si se lograse articular a todos los sectores del libro y trabajar con aquellos sectores tecnológicos que tienen la capacidad de aportar los recursos necesarios. “Obviamente en ese camino, que debe permitir la sustentabilidad de todos los actores (autores, editoriales, librerías, bibliotecas, etcétera), deberá participar el Estado, con créditos y aportes para la reconversión de contenidos, construcción de metadatos y todos aquellos elementos implicados en la gestión independiente de los libros en soporte digital”, aseguró el representante de la cámara empresaria, quien destacó que el Instituto Nacional del Libro Argentino, que posiblemente sea aprobado a corto plazo en el Congreso, deberá tener una participación relevante en esta iniciativa.
Una oferta única en idioma español
“Al igual que en el libro físico, el eBook implica infraestructuras logísticas que entiendo no hacen al core business de cada editorial, también porque demandan grandes inversiones. Entonces me parece inteligente pensar en una estructura asociativa que gestione cosas comunes, como el alojamiento de bytes, la seguridad informática y el eCommerce”, explica Gustavo Canevaro, director de la editorial Albatros, quien agrega que además la plataforma podría servir para múltiples sistemas de venta funcionando a la vez como backend y como ventana de la producción editorial.
También Guido Indij, director de La Marca Editora, coincide en la importancia de que la CAL lidere propuestas colectivas. “Para todos sus socios la realidad digital es angustiante, y el acceso tecnológico distante –confiesa el editor–. En esta etapa, así como en la de posicionamiento y negociación ante los actores económicos con los que deberemos sentarnos, la opción asociacionista nos dará más fuerza”.
Una apuesta aún más fuerte es la de la ex presidenta de la Unión Internacional de Editores, Ana María Cabanellas, directora de los sellos argentinos Heliasta, Claridad y Unaluna: “La industria editorial argentina, considerando exclusivamente las empresas que no son del Estado, es la segunda industria editorial en habla hispana, después de España. Con una plataforma colectiva de alojamiento, tendríamos una oferta única en idioma español, en especial si consideramos que en España ya hay varios grupos de editoriales que han hecho sus propias plataformas”. Sin embargo, Cabanellas alerta sobre la importancia de lograr, si se conforma tal plataforma, que sea posible leer los contenidos en diversos lectores, sin circunscribirse a un único formato: “Sería un error pensar que los eReaders se van a comercializar en la Argentina y usar sólo ese sistema: lo que caracteriza a la edición digital es la posibilidad de venta global, sin fronteras e inmediata”.
¿De qué modo puede enfrentar el sector editorial argentino los desafíos de la globalización y los efectos de la digitalización?
Este interrogante fue el eje de la presentación organizada ayer por la Cámara Argentina del Libro (CAL), en el marco de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, durante la cual el especialista en consumos culturales Roberto Igarza mencionó como posible solución la creación de una plataforma colectiva capaz de almacenar, promocionar y distribuir contenidos digitales para la más amplia gama posible de modalidades de consumo, y de la cual podrían participar las 500 editoriales y librerías, en su mayoría pequeñas y medianas, agrupadas en la CAL junto con otras empresas no asociadas a la institución.
Aunque los analistas coinciden en que es probable que a nivel mundial el eBook no exceda en la próxima década el 30% del total del mercado –con diferencias notables entre segmentos sociales, subsectores (infantil, universitario) y géneros (ficción, no ficción)– y en nuestro país sólo el 5% de los libros producidos en 2009 tuvo un soporte distinto del papel y, a su vez, sólo el 12,6% de esa pequeña porción corresponde a libros digitales, los editores argentinos deben ir pensando en posibles modelos de negocios que contemplen la lectura digital.
¿Dejarán las editoriales de ser “productores de libros impresos” para convertirse en “productores de contenidos para múltiples canales de distribución y tecnologías de impresión bajo demanda o a pedido”? Según Carlos de Santos, presidente de la CAL, el modelo tradicional de edición seguramente perdurará junto con el nuevo; no obstante, “la institución debe proponer formas de integración colaborativas e inclusivas ante la nueva realidad”.
Hacia una plataforma colectiva
Por este motivo la Cámara, en la cual funciona una comisión dedicada especialmente al eBook, solicitó a Igarza, doctor en Comunicación Social, la realización del estudio independiente “eBooks. Hacia una estrategia digital del sector editorial argentino”, el cual, según de Santos, servirá como “mapa de un territorio que muta al mismo tiempo que se dibuja su cartografía, pero que permitirá ingresar en un terreno desconocido para la mayoría de nosotros”.
En él, el especialista analiza, entre otras cuestiones, la construcción de la plataforma colectiva, la cual, a su entender, impulsaría decididamente la digitalización del acervo editorial, funcionaría como el elemento catalizador para la reconversión industrial y permitiría articular oferta y demanda en un espacio virtual de amplia diversidad cultural.
Para de Santos, la industria editorial estaría en condiciones de afrontar una solución como la propuesta sólo si se lograse articular a todos los sectores del libro y trabajar con aquellos sectores tecnológicos que tienen la capacidad de aportar los recursos necesarios. “Obviamente en ese camino, que debe permitir la sustentabilidad de todos los actores (autores, editoriales, librerías, bibliotecas, etcétera), deberá participar el Estado, con créditos y aportes para la reconversión de contenidos, construcción de metadatos y todos aquellos elementos implicados en la gestión independiente de los libros en soporte digital”, aseguró el representante de la cámara empresaria, quien destacó que el Instituto Nacional del Libro Argentino, que posiblemente sea aprobado a corto plazo en el Congreso, deberá tener una participación relevante en esta iniciativa.
Una oferta única en idioma español
“Al igual que en el libro físico, el eBook implica infraestructuras logísticas que entiendo no hacen al core business de cada editorial, también porque demandan grandes inversiones. Entonces me parece inteligente pensar en una estructura asociativa que gestione cosas comunes, como el alojamiento de bytes, la seguridad informática y el eCommerce”, explica Gustavo Canevaro, director de la editorial Albatros, quien agrega que además la plataforma podría servir para múltiples sistemas de venta funcionando a la vez como backend y como ventana de la producción editorial.
También Guido Indij, director de La Marca Editora, coincide en la importancia de que la CAL lidere propuestas colectivas. “Para todos sus socios la realidad digital es angustiante, y el acceso tecnológico distante –confiesa el editor–. En esta etapa, así como en la de posicionamiento y negociación ante los actores económicos con los que deberemos sentarnos, la opción asociacionista nos dará más fuerza”.
Una apuesta aún más fuerte es la de la ex presidenta de la Unión Internacional de Editores, Ana María Cabanellas, directora de los sellos argentinos Heliasta, Claridad y Unaluna: “La industria editorial argentina, considerando exclusivamente las empresas que no son del Estado, es la segunda industria editorial en habla hispana, después de España. Con una plataforma colectiva de alojamiento, tendríamos una oferta única en idioma español, en especial si consideramos que en España ya hay varios grupos de editoriales que han hecho sus propias plataformas”. Sin embargo, Cabanellas alerta sobre la importancia de lograr, si se conforma tal plataforma, que sea posible leer los contenidos en diversos lectores, sin circunscribirse a un único formato: “Sería un error pensar que los eReaders se van a comercializar en la Argentina y usar sólo ese sistema: lo que caracteriza a la edición digital es la posibilidad de venta global, sin fronteras e inmediata”.