opinión
Todos hablamos de ello. Mal o bien. El fenómeno “Ricardo Fort”no escapa a la charla de ninguna mesa. A favor o en contra. No esquiva clase social, género, lugar ni edad.
Evidentemente estamos ante un tópico de carácter general que se enciende en la pantalla y en los periódicos de cada hogar.
Cuando me pregunto por qué e insisto en comprenderlo ensayo varias respuestas pero hay una por sobre todo que me inquieta (y preocupa) pero a la vez es la única que logra “darme respuesta”.
La esbozo a modo de pregunta : ¿será que es un reflejo de nuestra sociedad?. Sin ánimo de ofender a la persona y/o al personaje ni a la comunidad, intuyo que la pregunta – respuesta es retórica.
En mayor o menor medida, tiene aspectos que nos representan. Cualidades que nos atraen para aceptar o para rechazar, pero que de algún modo nos movilizan.
Valores como la tolerancia, el respeto, la capacidad de escucha, las habilidades para llegar a donde queremos –en definitiva lo que nos hace personas y nos distingue “en parte” de los animales- es lo que puede resumirse y sintetizarse a través de este fenómeno.
Los invito –me invito- a reflexionar sobre uno mismo y como sociedad:
¿Preservamos los valores del respeto y la tolerancia?
¿Cuánto de talento y cuánto de “fortuna” hay en cada uno de nosotros?
¿Sabemos escuchar al otro o disfrutamos de imponer nuestros pensamientos?
¿Qué es lo que hacemos y qué es lo que dejamos en el camino para llegar?
Como individuos y como sociedad constituimos una identidad y forjamos una imagen.
¿Será esta una sociedad afortunada?
Por Soledad Quijano
Directora de Partner Comunicación - Agencia de Prensa & PR.