miércoles, 3 de mayo de 2017

Fuerte apoyo a Macri en los Estados Unidos


internacional

La reunión en la Casa Blanca de Mauricio Macri y Donald Trump es un nuevo paso adelante para la Argentina en su camino de reinserción en el mundo.

Una de las principales causas de la decadencia de nuestro país ha sido su aislamiento desde mediados del siglo XX. No se trató solamente de políticas que postulaban la autarquía y el nacionalismo económicos. Ese aspecto, con ser tan importante, no fue más que una de las manifestaciones de un fenómeno más vasto. La Argentina mantuvo la neutralidad durante la Segunda Guerra Mundial. Desde el golpe del 4 de junio de 1943 esa neutralidad escondía malamente la predilección de los líderes de ese gobierno de facto por el Eje. Solo faltando pocos días para el fin de la contienda, cuando Berlín ya era una masa de escombros, y por presión internacional, la Argentina le declaró la guerra a Alemania. Mucho le costó más tarde ser admitida en las Naciones Unidas.

En los años posteriores hubo marchas y contramarchas, pero en general nuestro país no fue percibido como confiable en el escenario internacional. Los tres gobiernos kirchneristas acentuaron la desconfianza. Se volvió a un discurso arcaico, se desempolvaron consignas de un nacionalismo ya perimido y hubo cierta delectación en “mojarle la oreja” a la mayor potencia del globo. El grotesco episodio del ex canciller Héctor Timerman abriendo personalmente con un alicate cajas que contenían material de uso militar de los Estados Unidos.

Esas bravuconadas no fueron gratis. Sumadas al clima general de falta de seguridad jurídica, se tradujeron en escasez de inversiones y de acceso al crédito. El resultado fue un pronunciado declive económico, en parte disimulado por los extraordinarios precios que alcanzaron nuestras materias primas exportables. Hacia el final del ciclo, ni esta ayuda providencial podía sostener el edificio en ruinas. Cuatro años de estancamiento del empleo privado fueron el corolario de tamaños desatinos.

Por eso, entre tantas otras acciones, la reunión con el presidente norteamericano es auspiciosa. No es necesario sentir simpatía por Trump ni por sus políticas; sí recordar que los países no tienen amigos, sino intereses. Claro que pueden jugar un papel las relaciones humanas. Trump y Macri se conocen desde hace muchos años. Es una ventaja que debe ser aprovechada para explorar cuestiones de mutuo provecho. La Argentina necesita inversiones en infraestructura y energía; también, que no se le cierren los mercados para sus exportaciones, como en el caso emblemático de los limones de Tucumán. Hay que dejar los ideologismos baratos y privilegiar lo que Alberdi llamaba la “inteligencia de los intereses”. Solo de esa forma habrá más inversiones genuinas, única vía para lograr un desarrollo sostenible y crear empleos de calidad con altos salarios. Por mucho tiempo nos entregamos a la declamación de eslóganes, con los resultados que están a la vista.

Cambiamos: ahora nos concentramos en los problemas concretos y en las soluciones factibles para conseguir en serio un país con oportunidades para todos.

Por Jorge R. Enríquez 
Subsecretario de Justicia de la C.A.B.A. 
@enriquezjorge