viernes, 10 de octubre de 2025

Día de la Autonomía de la Ciudad de Buenos Aires, ¿autonomía real?


opinión

Este 10 de octubre es el Día de la Autonomía de nuestra Ciudad de Buenos Aires. El camino hacia esa condición autonómica comenzó en 1994 con la reforma de la Constitución Nacional y continuó con la sanción de la Constitución de la Ciudad en 1996. Lamentablemente, más de tres décadas después, quienes somos respetuosos de la democracia, las instituciones y el federalismo seguimos alzando la voz para que este proceso culmine de una vez por todas y la Ciudad de Buenos Aires pueda ser realmente autónoma: administrando la Justicia, el Registro de la Propiedad Inmueble, la IGJ y el Puerto de Buenos Aires.


Nací, me crié, vivo en esta Ciudad y hoy tengo el orgullo de representar a sus vecinas y vecinos a través de mi labor como Legisladora Porteña. Soy la más joven de la composición actual de la Cámara e incluso más joven que la propia autonomía de la Ciudad, es decir que pertenezco a una generación que nació junto con la autonomía y que no conoce otro marco institucional pero sí las deudas pendientes de este proceso inconcluso.

Mi labor como legisladora joven me obliga, por convicción profunda, a defender los intereses de quienes me eligieron y eso, sin dudas, implica asumir el compromiso profundo de completar este camino de la autonomía para mejorar la vida cotidiana de las vecinas y vecinos y terminar de conformar el federalismo argentino.

A 31 años de la autonomía de la Ciudad reconocemos y celebramos los avances logrados (constitución, instituciones, desarrollo legislativo, ampliación de derechos) pero reclamamos el ejercicio de una autonomía plena porque por encima de los intereses políticos están los de las vecinas y vecinos. Seguir construyendo este camino implica no solo seguir avanzando en materia jurídica sino también reforzar la democracia y avanzar en la resolución de problemas concretos y cotidianos.

Somos las nuevas generaciones las que debemos tomar la posta. La autonomía porteña no es un capítulo cerrado de nuestra historia, es un proyecto vivo. Y nuestra responsabilidad, como jóvenes, es terminar de escribirlo.

Por Aldana Crucitta, Legisladora de la Ciudad, UCR/Evolución.