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La Asociación Argentina de Medicina Respiratoria explica los principales inconvenientes para la salud que puede generar el mal uso del aire acondicionado y brinda recomendaciones para cuidar nuestra salud
En la medida de lo posible, y debido a las altas temperaturas del verano, todos utilizamos el aire acondicionado para mejorar el confort durante el día y lograr un buen dormir en la noche. Pero su mal uso puede generar molestias e incluso problemas en la salud respiratoria.
Cuando respiramos, el aire que ingresa a las vías respiratorias por la nariz es filtrado, calentado y humidificado, pero las temperaturas extremas -en este caso el frío del aire acondicionado- tienden a disminuir la humedad de las mucosas de las vías respiratorias, produciendo molestias rino-faríngeas y sequedad de boca. Además, estos cambios pueden alterar nuestras barreras defensivas, haciéndonos susceptibles a diferentes tipos de infecciones, principalmente cuando las temperaturas de los dispositivos son programadas a menos de 22 grados.
Uno de los problemas de salud más frecuentes es la llamada “fragmentación del sueño”, con despertares que alteran el patrón normal necesario para un buen dormir. En este caso, la calidad del sueño puede alterarse por los efectos propios del dispositivo como temperaturas extremas (frío-calor), ruidos provocados por el aparato o acumulación de polvo, ácaros y hongos en los filtros. Estos factores favorecen los procesos inflamatorios de las vías respiratorias, principalmente en pacientes alérgicos, originando dificultad para respirar por la congestión y obstrucción nasal provocadas, fragmentando así el sueño.
La relación entre la calidad del sueño y la temperatura no está bien dilucidada, aunque se ha visto que las altas temperaturas durante el verano aumentan la fatiga afectando también la calidad del sueño. El límite para obtener un sueño reparador se encuentra entre los 24 y los 26 grados, debemos tener en cuenta que normalmente nuestra temperatura corporal disminuye cuando dormimos -en especial hacia la madrugada- y, sumado al frío del aire, puede producir una desregulación de nuestra temperatura no solo fragmentando nuestro sueño sino afectando a nuestro sistema inmunológico, principalmente en bebés y niños, facilitando la aparición de infecciones respiratorias.
Para obtener un buen dormir en la noche, cuando las temperaturas son muy elevadas, es necesario utilizar el aire acondicionado pero teniendo en cuenta ciertos parámetros y consejos:
• Mantener la temperatura entre 24 y 26 grados.
• Evitar cambios bruscos de temperatura para permitir que el cuerpo se adapte. La diferencia de temperatura entre el exterior y el interior no debe ser superar los 10 grados.
• Mantener la humedad del ambiente colocando un recipiente con agua, toallas húmedas o humidificadores de aire frío.
• Realizar un mantenimiento de los equipos una vez por año por lo menos y limpiar los filtros del aire cada 3 meses.
• Cubrirse con una sábana para dormir.
• Ventilar las habitaciones durante el día para remover el aire retenido durante la noche.
Asesoró la Dra. Rossana Sotelo (MN 99708), Neumonóloga, Vocal de la Región Nordeste de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.