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La Directora General de la UNESCO, Irina Bokova, y el presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, (CICR), Peter Maurer, firmaron hoy un acuerdo en virtud del cual ambas organizaciones emprenderán proyectos conjuntos para mejorar la protección del patrimonio cultural en caso de conflicto armado.
“El Comité Internacional de la Cruz Roja, guardián imparcial, neutral e independiente del derecho humanitario internacional, es un aliado clave de la UNESCO en situaciones de emergencia en las que es crucial proteger el patrimonio cultural, portador de la identidad, la dignidad y la resiliencia de las poblaciones”, dijo Bokova. “Este acuerdo es un testimonio más de que en el mundo hay cada vez más conciencia de que la protección del patrimonio no es únicamente una emergencia cultural, sino un imperativo humanitario”.
Irina Bokova se mostró confiada en que “este acuerdo brinde oportunidades para mejorar la capacidad de la UNESCO de obtener información del terreno en zonas de acceso difícil”. También esperó que “ayude a impulsar y a capacitar a oficiales y otros actores humanitarios en la implementación de la Convención para la Protección de los Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado de 1954 y sus dos protocolos”.
La reciente escalada de destrucción y saqueo sistemáticos de sitios del patrimonio cultural ha puesto de relieve la relación entre la dimensión cultural y humanitaria de la protección del patrimonio cultural, puesto que los ataques al patrimonio cultural y la diversidad son también ataques contra la población, sus derechos y su seguridad. En virtud del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, la destrucción deliberada del patrimonio cultural es un crimen de guerra. Frente a estos desafíos sin precedentes, se precisan enfoques innovadores para complementar los convenios vigentes, en particular la Convención de 1954.
La firma de este acuerdo se inscribe en la estrategia para reforzar las acciones de la UNESCO para la protección de la cultura y la promoción del pluralismo adoptada en noviembre de 2015 por la Conferencia General. Uno de los objetivos de esta estrategia era “incorporar la protección de la cultura a la acción humanitaria, las estrategias de seguridad y los procesos de consolidación de la paz, colaborando con las partes interesadas pertinentes ajenas al ámbito de la cultura”.